Otra vez: ZP viene a Doñana, es decir, a Huelva, pero da la vuelta por Cádiz, donde para y se fotografía, sonríe y estrecha manos. No le gusta Huelva a ZP y en materia de gustos nada hay escrito, desde luego, pero no está de más tomar nota del gusto de cada uno para saber a qué atenernos. La vez anterior convirtió su obligada visita a Almonte en un desagravio y ésta ya veremos si se acerca a algún rincón onubense o pasa olímpicamente. Parada y fonda: para eso hemos quedado desde Felipe IV hasta ZP. Habría que salirle al camino, pacífica, amigablemente, con una pancarta como la turolense, recordándole que “Huelva existe”, también fuera de la campaña electoral.
Buen momento para fumigar el parque zoológico de doñana. Aprovechen.