No sé si tienen ustedes noticias de J. Craig Venter, ese bioquímico excéntrico y millonario que desde hace años viene compitiendo por su cuenta con la investigación oficial y hay que reconocer que con resultados tan espectaculares como los primeros hitos en torno al genoma. Venter va por la vida de sabio caprichoso y urgente, y sostiene que la Humanidad avanzaría mucho más y más rápido si las manos de los investigadores se vieran libres de las trabas que la oficialidad impone, aunque no deja de reconocer que en ello hay riesgos implícitos, algunos de mayor cuantía. La última de sus proezas –tras descifrar el genoma de la mosca o el suyo propio—ha sido desarrollar las técnicas precisas para “crear” una bacteria nueva diseñada de modo que se comportamiento genético permitiera la producción de fármacos, eliminar desechos o producir energía, es decir, hablando en plata, ni más ni menos que producir vida artificial a base de injertar el genoma diseñado a partir de sus componentes químicos en una bacteria receptora previamente despojada del suyo. Se dirá, por supuesto, que para la tradición eso no es crear, ya que no se parte de la Nada, sino de elementos preexistentes, pero no me negarán que la idea de transformar un ser en otro, aunque sea a escala tan diminuta, y conseguir que se comporte como un verdadero transformado rechina en esa zona noble de la inteligencia que llevamos en lo más escondido de nuestras entretelas. Chavelier dijo alguna vez que había dos ideas-fuerza en el origen de la civilización occidental: la griega de causalidad necesaria y la hebrea de creación ‘ex nihilo’. Ninguna de las son ya garantizables hoy día, al paso que va la burra.
Uno de esos sabios visionarios ha dicho algo que me ha dejado temblando: “Se trata de reescribir el genoma de un organismo como si se tratara del programa de un ordenador”, es decir, un proyecto que puede tardar más o menos, pero que más pronto que tarde acabará siendo un hecho de naturaleza parainformática y, en consecuencia, perteneciente a ese nueva área lógica que se funda en la razón cibernética. Debemos de estar, por lo que nos cuentan, en el umbral de una nueva creación de la que, como de la otra, podrán derivarse tanto ventajas como tragedias para una especie que está rematando por su mano el ‘Génesis’ primordial, bien es verdad que sin un ‘plan’ divino sino arrastrada por el humor del demiurgo. Venter dice que, al fin y a al cabo, quien creara nuestra realidad no lo hizo con las manos vacías sino a partir del ‘huevo cósmico’, y en eso no se le puede negar la razón. Allá Venter, pero que desde Luciano a Goethe se repita la fábula del “aprendiz de brujo” no deja de resultar inquietante.
La vieja preocupación de jagm por la marcha de la Ciencia y la tecnología siempre me ha parecido admirable, entre otras cosas porque, para ser correctos en su tratamiento, hay que trabajar lo suyo. El cao que nos trae es interesante, inquietante, incluso de poner los pelos de punta. Son las dos caras del progreso, las dos cara de su luna equívoca. Dios nos coja confesados.
Aunque el resumen y la exposición son mejorables, está bien escogido el tema, porttq es de verdad de los que producenm temor a la gente, y más si cabe a la que sabe lo que trae entre manos la actual Biología. Su amigo Ginés Morata, señor gomez marin, viene haciendo de demiurgo con moscas drosófilas hace décadas, ¿no le alarma eso?, porque yo lo he oido a usted elogiarlo en público. Creo que estos temas son discutibles incluso para los profesionales, aunque no le disucto ni el derecho ni la oportunidad de su comentareio crítico. Otra gallo cantaría si los que escriben al día se preocuparan como usted de estar al loro.
Da miedo la historia que nos cuenta la columna, aunque ya sé que siempre vendrá la visión optimista-progresista en su defensa. ¿Un mayor control? ¿Y quien lo hace? Estamos en la Isla del Dr. Moreau y sin saberlo.
Ayer o antier animaba yo a JA a dejarse antologizar. Hoy lo corroboro, ¿o encuentran ustedes en la prensa habitual columnas de este fuste?
Aunque luego venga el Dr. BIO y lo califique, esto me gusta, aquí falta una coma. Progresa adecuamente pero. Aiinss, Dios mío, ese afán excesivamente académico que respiran algunos sin poder, o querer evitarlo.
La nueva creación, que no la «creación nueva»: ustedes me entienden, supongo. Sí, dan miedo estos saltos en el vacío. Pero hay que mirarlos con valor y determinación, con la esperanza de que el ser humano acabe superando su inclinaicón suicida, autodesctrutiva. Esos «milagros» de Ciencia los entiendo muy bien desde mi perspectiva providencialista, como otros verán en ellos el refrendo de su inmanentismo. Lo importante, y lo cierto, es que el hombre progresa, que avanza a una velocidad vertiginosa. Que puede traer mucho bien a la Humanidad. Así sea.
PPPPFFFF, PPPPFFFF,…….
Para la columna y para los comentarios que preceden. Hoy el friki de oro se lo damos a Biólogo (me mondo con este Multi). Lo siento Cerda Mayor pero es que a Bio ni se le entiende. El Alzheimer que ya viene.
NI CASO DON JOSE ANTONIO PARA FLEKI OTROS
Transferir el dnaartifical a una bacteria receptora no es, desde luego, «crear», como bien distingue la columna, pero no hay duda de que es un logro espectacular, hasta ahora considerado prácticamente inviable, dado que la «receptora» solía rechazar el «implante». Estamos en un momento vertiginoso de la civilización. Es posible que en un par de generaciones a nuestros dsecendientes les cueste reconocer los límites del paradigma en que hoy nos movemos.
El anuncioi de Nature dará lugar a otro debate… inútil, porque la realidad es que el avance de la Ciencia y el paralelo de la tecnología no va a acomodarse a la lentitud de la imaginación y nuestra limitada expectativa. Por otra parte, no creo que se «corten» la razón científica y las razones trascendentes, que son de suyo tangentes todo lo más. El Génesis, como mito y realidad, es traducido por el hombre al lenguaje de la especie a medida que va desarrollándose su capacidad.
Digna columna la de hoy amigo JaGM.
Para rebajar un poco la incertidumbre que provoca su lectura, recuerdo
un aforismo del gran Montaigne:
«Los hombres están atormentados por
las ideas que tiene de las cosas, no
por las cosas en sí.
Ganaríamos muchos puntos en cuanto
al alivio de nuestra mísera condición
humana, si se pudiera establecer SIEMPRE
como verdadera esta tesis.»
«…las ideas que tienen de las cosas…»
Nada, que no hay manera. Ahí va otro, lumbreras:
«Aunque el pejiguera se cambie de foro, pejiguera se queda.»
No hay nada más cansino que un catedrático cateto. ¿Lo dejarían sin reyes de pequeño?.
El posible organismo del que se habla sería lo que se llama una quimera, pero…
¿Qué saldría si los sabios consiguieran un ser humano, o muchos, a partir del genoma humano sin basura informática, que se estima en un 90% ¿Podría ser el superhombre con quien soñara Nietzsche?
«Invenciones sin fin, experimentos sin fin, nos hacen conocer el movimiento pero no la quietud, conocimiento de la palabra, pero no del silencio, de las palabras, pero no de la Palabra». (T.S. Elliot)
No es lo mismo ciencia que sabiduría.
¿Y esos animales se reproducirían cambiados o volvería la descendencia a su primer ser, completo a parcial? Serían mulos o caballos?
Da miedo la capacidad del hombre a destapar la cajita de Pandora.
Besos a todos.