Si en Berja es una pantera negra el objeto de inquietud y en San Roque la presencia de un tiburón, en Cádiz capital son los fantasmas de las «redes sociales» –ese instrumento de comunicación masivo, refugio de tanto cobarde y tanto insensato– las que traen de cabeza al personal, desde que algunos malnacidos han decidido dedicar su ocio a maltratar e. incluso, amenazar de muerte a la alcadesa. No hay nada peor en este mundillo virtual que el rencor y la mala uva de los fracasados, pero no debería bastar con esta constatación en la que la Fiscalía debe entrar a saco para poner las cosas en su sitio. A Teófila la insultan y amenazan por su éxito político aquellos que no ha sido capaz de ganar en las urnas desde hace veinte años y más aún los que no lo serán nunca.