Durante la dictadura, es decir, cuando casi nadie, no sé si me entienden, las asociaciones de vecinos, infiltradas a tope por el PCE, terminaron convertidas en un instrumento político de primero orden que, naturalmente, el propio partido mandó desmantelar en cuanto se metió en los despachos. Hoy esas asociaciones, como acaba de demostrar sin recato y aunque no fuera en absoluto necesario, la onubense Federación de Vecinos Tartessos convocando actividades propagandísticas en torno y a favor del debate político más agudo que tiene planteado el partido en el poder, la Educación para la Ciudadanía, esas asociaciones son simples instrumentos electorales del PSOE, a cuya sombra viven y al que sirven travestidas con el uniforme de la civilidad. Tartessos es el PSOE como, probablemente, con otros dirigentes pudiera ser el PP o el partido que estuviera en el gobierno. Esperemos que no llegue, como a su homóloga le ha ocurrido en Sevilla, a verse imputada por fraude y facturas falsas en el seno de las mismas instituciones.