Sigue pendiente en la autonomía la cacareada asignatura del inglés. Lo ha avisado la Cámara de Cuentas al entender que, con los datos de que hoy se dispone, no queda claro el resultado de esa vital enseñanza en los últimos años. Las familias con más o menos “posibles” tiene en estas fechas a sus hijos –a base en todo caso de sacrificios y aprovechando el verano– en tierras anglosajonas, un caro privilegio que no va a contribuir sino todo lo contrario a la igualdad de oportunidades, reforzando si cabe las diferencias sociales. La Junta debe responder sin demora a ese fracaso si quiere contribuir a un equilibrio social que en Andalucía ha sido proverbialmente lamentado pero nunca atendido. El inglés es hoy una “koiné” o lengua común e imprescindible y, en consecuencia, un prerrequisito para aquella igualdad.