Quitan a Marín Rite para que entre Cejudo y le llaman a eso “relevo generacional” los mismos que llevan, a su vez, treinta años viviendo de la política. Algo que, seguramente, no hubiera ocurrido con Chávez pero que ocurre con Griñán a causa de su debilidad en el partido y su fatal dependencia de los caciquillos provinciales en que se apoya. Ponen el Puerto en manos de un boticario comarcal que presidió entre tensiones la Dipu y que deja en práctica bancarrota el Ayuntamiento de Valverde. Aquí no hay otro mérito que la pertenencia al clan y Cejudo ha sabido cambiar de clan cuantas veces ha sido preciso. Así es la política. Pero una institución tan importante como el Puerto merecía mejor trato.