Aunque es propósito de este mirador mantener abierto el objetivo sobre las grandes imágenes, se reduce hoy a la medida del caso más pintoresco registrado en la crónica de la garduña política que es, de momento, el de la ex-alcaldesa de Manilva –un pueblo que roza apenas los 15.000 habitantes–, inhabilitada por la Audiencia malagueña por haber enchufado, a través de dos sociedades municipales, ¡nada menos que a 749 criaturas! con el fin de mantenerse en el sillón municipal. Una pena que no deja de resultar suave comparada con el estrambótico rigor con se castigaron algunos casos precedentes y, en muy especial, si se recuerdan las graves prisiones padecidas por el alcalde Pedro Pacheco al que, por mucho menos, el Gobierno sigue negándose, desaprensiva e incomprensiblemente, incluso a indultarle su inhabilitación.