Resulta curioso que un resultadista como el que lamentablemente nos desgobierna no haya escarmentado en su estrategia del miedo a la derecha tras el colosal bastinazo que recibió en las últimas elecciones andaluzas. Pero ahí lo tienen, tan terne, agitando de nuevo, como el pastorcillo del cuento, el espantajo del miedo, a pesar de que lo que descubren los sondeos es que cunde por doquier –y en Andalucía especialmente—el rechazo a una política, como la sanchista, que ha banalizado delitos tan irritantes para la mayoría como son el atentado contra la unidad nacional, la barbarie de las agresiones sexuales o el alivio legal prestado a los corruptos. ¡Que viene el lobo! Esa estrategia constituye la demostración más contundente del absoluto vacío axiológico sobre el que Sánchez y su ralea caminan en la cuerda más floja.