Salir victorioso por un 99’8 por ciento de los votos en un congreso constituido en su inmensa mayoría por cargos que viven del partido no debería engañar –ni seguramente engañará—a Griñán, que debe comprender que estos desbordamientos sentimentales y orquestados tienen poco que ver con la realidad de la lucha política. Aparte de que de ese congreso no ha salido una sola solución para la crisis –Borbolla ha dicho que no existe ninguna, fuera de “buscar la cara a la gente”—sino más bien la confirmación de que el PSOE gobernante no sabe qué hacer con ella. La prueba de Griñán no era la de antier, sino la de las municipales. Entonces sabremos –si es que lo dejan llegar vivo a ellas—cuáles son sus posibilidades políticas reales.