Se entiende que el presidente-candidato Griñán se removiera incómodo en su asiento mientras Rajoy hablaba en la gran cita constitucionalista de Cádiz. No se entiende tanto ya que diga que, con su propuesta reformista, el presidente del Gobierno de España “nos ha metido la bacalá” (sic), expresión plebeya además de impropia, y más en boca de un alto representante del Estado para dirigirse a otro más alto aún que él. Nuestra vida pública se degrada por momentos, sin que los nervios permitan justificar estos desdichados deslices que dan la medida del estado de ánimo con que algunos encaran la difícil prueba del 25-M.