Parece ser, aunque ya veremos, que el arquitecto Vázquez Hierro renuncia a su ambición municipal y anunciará (ya veremos, insisto) que no se presenta a las próximas municipales por no haber logrado disponer de equipo de confianza. Bueno, pues debería estar contento y considerar el prefracasillo como un éxito, toda vez que él no era nadie sin la Mesa de la Ría y ésta dejaría de ser todo en cuanto pasara de institución propia de la ‘sociedad civil’ a enredarse en el laberinto de la vida política. Razonable paso atrás, si es que acaba dándolo, el de ese activista con pretensiones. Ahora sólo queda ver qué ascua hace por arrimar esa sardina y tendremos despejadas todas las incógnitas de tan prescindible problema. Los partidos de la Ría han hecho tonterías insignes pero no se chupan el dedo, claro está, y chupárselo sería apoyar un candidato que les iba a quitar votos a todos ellos para acabar –¿y dónde quieren que acabe un francotirador como ése?—en las afueras del PSOE pero con el postigo abierto.