La primera idea que se me puesto por delante al enterarme del mutis de Ibarra ha sido la de que tal vez hubiera que clonar a Chaves para conservar en el refrigerador de la evolución la singularidad de su ADN. Como ese último dinosaurio que él dice que no es, Chaves representa el espécimen acabado de la tercera etapa del socialismo, es decir, la de ese “socialismo sensible” con que culmina, de momento, la deriva que Marx supo descubrir desde el “socialismo utópico” al “científico”, y que tiene ya menos que ver con el vuelco liberador de la sociedad injusta que con una estrategia gradualista de tutela sentimental (“sensible”, diría Segolene Royal) de ciertos derechos minoritarios menospreciados hasta ahora por la imaginación política o el sentido común. Como Ibarra, el hombre que ha sido capaz de mantener durante un cuarto de siglo la ficción de una micromilitancia tan fantasial como es el guerrismo, Chaves es el superviviente de una especie en extinción irremediablemente liquidada por el meteoro generacional que ha borrado de la faz del planeta político a sus viejos pobladores, a los que ha logrado enviar al limbo estratográfico para que se avellanen y fosilicen en ese futuro calcáreo que es el olvido perfecto. Verán qué poco tiempo pasa, aunque cueste creerlo, antes de que el personal se olvide de Ibarra y lo resitúe en el pudridero en que se deshace la memoria aparentemente pétrea de la fama, como estamos viendo al espectro de González encarnar desesperadamente, lo mismo en México que en Irán, para chupar cámara o al ectoplasma de Guerra refugiarse en el formol del oportunismo ejerciendo de maestro de ceremonias de la Nada parlamentaria. Habría que clonar a Chaves, ya digo, antes de que él también acabe sepultado por el cataclismo del tiempo y nos quedemos sin la muestra. Que no ocurra con estos diplodocus como con esos saurios primordiales que acabaron esqueletizados en el museo, sujetos a la conjetura del paleontólogo que sabe Dios qué perfil acabará dándole al suyo genuino. Y ojo, porque nos será seguramente el darwinismo partidista de ZP, tan pragmático y ahistoricista, el que dé facilidades.
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Claro que además de escudriñar el registro fósil bueno será también, en su día, echarle una mirada al páramo donde esos saurios vivieron logrando mantenerlo durante tantas décadas descolgado de su entorno. Ibarra, sin ir más lejos, se va como quien entra triunfador en Roma por la Vía Apia cuando, en realidad, deja a Extremadura donde mismo la encontró al llegar, coleando, en dura competición con Andalucía, en el ominoso ránking compuesto por los más diversos indicadores económicos y sociales. Y viceversa, Chaves se queda a pesar de que Andalucía –que ha cambiado como todo en el mundo en este periodo, desde Kansas a Zimbawe—tampoco se ha despegado lo más mínimo de su puesto trasero. Podría decirse que al implacable zapaterismo que se ha cobrado ya las cabezas de todos los bautistas en cuyo Jordán fue legitimado, no le faltan buenas razones para deshacerse de estas rémoras astrales que, en tan poco tiempo, han desmontado la utopía secular de los colectivistas y echado por tierra el imprescindible paripé smithiano del Estado de Derecho. Podría o no podría, que ésa es otra, porque ya veremos qué dice el futuro de estos sentimentales que han sustituido la colectivización por la familia monoparental tras reabrir en vivo la cicatriz del cainismo setenta años después. Hay que clonar a Chaves –para algo está en su corte Bernat Soria—e ir pensando en un museo de la memoria histórica con sitio bastante para en su día exhibir también en él la momia de estos verdugos junto a las de sus víctima, fabulosos esqueletos construidos a partir de un huesecillo para instrucción de legos y divertimento de escolares. Con tal de que Andalucía salga alguna vez de la cola de España, francamente, cualquier cosa.
¿Cuándo, cuántas veces, a quiénes y sobre todo, cómo, cómo hay que contarlo para que se destapone el cerumen que impide que llegue el mensaje? Este no es otro que el que apunta el Maestro: la Andalucía chavesiana, como las Extremaduras del Bellotari, como la Mancha manchega del bonito Bono, siguen donde hace 25 años, en la cola de Europa, con índices frustrantes de analfabetismo funcional, con un fracaso escolar humillante, con un paro estructural aunque estabulado que poco tiene que ver con el paterismo que nos invade, con problemas de vivienda asequible, con una sanidad aún tercermundista en muchos sitios donde se enarbolan pancartas y se cortan carreteras, con un repunte de violencia e inseguridad ciudadana que creíamos en declive.
He aquí a los tres tenores de la garantía constitucional con el camaleónico y demostradamente vacuo Arfonzo, con el valenciano Joan Lerma -más que probablemente disfrutando su canonjía en su pudridero de elefantes- y con tantos otros en los que una nunca llegó a creer pero que pintaban su paripé de socialistas, luego socialdemócratas, luego rosicler desvaído y luego y definitivamente sociaLISTOS.
No. Al hijo del coronel Chaves no hay que clonarlo, ni conservar su helicoide de desoxirribonucleico, sino momificarlo con la más depurada técnica y exponerlo como ejemplo de cómo se pudo aplastarr durante cinco lustros –y lo que te rondaré- a lo que llamaban derechona, que no era muchas veces otra cosa que personajes en busca de autor. Cómo se pudo ser cómplice de los sacos de cal viva, de la rapiña institucionalizada, de la corrupción ostentosa, de la genuflexión ante el terrorismo, del nepotismo desafiante, de la ausencia clamorosa de austeridad, del caciquismo clientelar, de toda esa amalgama sucia y vergonzosa que consiguió el desencanto y la desesperanza de toda una generación.
15:23
Uff doña Épi K. No es ya lo que cuenta sino cómo lo cuenta. Me atrevo a compararla con el viejo Unamuno. Les recomiendo a los demás blogueros que después de leerla la relean.
Más. Cuando ja se jubile, mejor dentro de muchos años, le voy a pedir que le deje en herencia el blog porque pienso que la mayoría seguiríamos con Vd.. ja me perdone.
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Estamos viendo, a mí me lo parece, que el Bambi que a todos nos parecía tonto de baba es el más listo de todos los sociosLISTOS (me permito corregir su errata). Se ha propuesto conseguir con creces en una sola legislatura lo que Felipe no consiguió en tres. Y lo va a conseguir CUESTE LO QUE CUESTE que es su lema.
ZP, que nos parecía tonto a todos los españoles, ha conseguido que todos los españoles parezcamos tontos.
Buenos ojitos con los que usted me mira, mi dilecto don Elitróforo. Me parece que ayer ya expuse que me tengo por buena gregaria, fiel a mi chef-d’ouvre -huy si me equivoco en mi gabacho olvidado- siempre que haya un cabeza de grupo de la talla del Jefe.
Que yo no sería señorita torera sino tan solo honesta y modesta banderillera . Reparto con tacañería mis afectos, pero mire usted por dónde, a pesar del anonimato y la distancia, yo guardo un rinconcito de mi afecto para alguno de los bloggeros. Para con usted mismo, sin ánimo de ofender.
Manolito, Manolito,
Ha dicho don Griyo exactamente lo que me hubiera gustado decir a mi: nada que retirar, y nada que añadir.