Ha dado la vuelta al mundo la imagen del pez peatón hallado en el Ártico por un grupo de sabios difundido hace poco por la revista ‘Nature’. Esa ‘cosa’ habría vivido hace, año arriba año abajo, la friolora de 383 millones de abriles, unos cuantos más que los de aquel otro descubierto hace tres cuartos de siglo y estudiado en estado fósil dando pie a la discusión sin fin sobre si fue o no el eslabón perdido entre el animal marino y el terrestre, es decir, el protagonista de la mítica invasión de la tierra por la vida primitiva. No cejan esos talentosos de escudriñar los nichos y alveolos más recónditos en busca de la prueba del origen de la vida, cada cual con su teoría del modo en que pudo producirse ese milagro fundante de toda experiencia, una curiosidad muy antigua que cuando menos podemos remontar a la idea de la “panespermia” lanzada por Anaxágoras, quien veía salir del légamo a esos monstruos aurorales como quien contempla en la duermevela de la siesta un documental del Nacional Geographic. San Agustín, por su parte, entendía la vida como un fenómeno oportunista surgido de unas misteriosas semillas –las “oculta semina”—esparcidas en la medio natural a la espera de una circunstancia propicia para desarrollar su milagro, una propuesta que hay que decir que lo más que ha hecho luego ha sido cambiar de envoltorio teórico, desde las audaces descubiertas conceptuales de los renacentistas hasta nuestros días, pasando por Leibnitz. Incluso en nuestro tiempo un tipo como Needham recuerdo que no era capaz de desprenderse de la vieja sugestión de que la vida estaría ahí desde el origen del mundo y en estado latente, como agazapada en la materia en forma de principio vivificador, que viene a ser lo mismo, en fin de cuentas, que hubieron de sostener, haciendo equilibrios, materialistas como Oparin y sus colegas de la Academia de Ciencias soviética. No me digan que el ‘Génesis’ no resultaba mucho más expeditivo y hasta poético, ni me nieguen que la distancia entre el pragmatismo materialista y los idealismos de toda la vida es, en el fondo, insignificante.
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Esta temporada, sin embargo, parece que la ciencia se ha trasladado a un nivel infinitamente diminuto en busca de un origen que carece de lógica representar de sopetón en forma de pez cuadrúpedo. Un día ha sido una bacteria durmiente, muerta acaso, que vuelve por sus fueros en condiciones adecuadas, otro las que se aferran a la vida en la orilla marciana del río Tinto, antier mismo las que han hallado enterradas a tres kilómetros en una mina de oro y tras millones a de años sin contacto con el exterior, unos aplicados espeleólogos para poner de manifiesto que puede haber vida ajena a la energía solar y organismos elementales dependientes en exclusiva de las propias energías geológicas en las que, con un mínimo esfuerzo adaptativo, bien podemos recuperar las “semina” agustinianas o incluso los “espermatas” del griego. Antes de llegar al pez peatón hay, sin duda, un largo trayecto evolutivo en el que la materia ha debido liberar las “almas generatrices” de que hablaba Paracelso y que tanto desdén inspiraban a un Engels que si levantara la cabeza es más que probable que revisara de cabo a rabo sus incredulidades tanto como sus certezas. A nosotros, los vivientes de a pie, la abrupta imagen de ese pez peatón, funcional y disforme, que anda en las portadas de los periódicos, no tiene más remedio que producirnos un cierto mareo cosmogónico y la inquietante sensación de que lo más probable es que andemos aún muy alejados de la meta en la que un día, seguramente bien lejano, obtendremos la evidencia de ese secreto tan bien guardado que desvela a los hombres desde siempre, generación tras generación. Dicen que estas pesquisas nos llevarán tal vez a descubrir otras vidas y otros mundos. Visto lo que ha dado éste de sí, la verdad es que cuesta imaginar la razón de ese empeño.
10:17 horas
Soy biólogo, vaya por delante, y me admira la facilidad de este sociólogo para moverse en «nuestros» terrenos y los «suyos» a la vez. Lástima que la estrechez de una columna no permita explayar lo que sin duda será un razonamiento espléndido sobre el origen de la vida. Le da a uno ánimo saber que hay humanistas que siguen la novedad científica aparte de tener un sólido fundamento, aunque seanm bien pocos, todo hay que decirlo.
Don josean, el señor Ratzinger va a tener que echar mano de usted cuando haya que volver a la misa latina, supongo que apoyado en el gran ARV que tanto escatima sus comentarios. Me hubiera gustado saber algo más de esa tradición de la hipótesis de las «semillas» que usted recuerda, porque, a mi juicio, demuestra que el pensamiento se mueve por lo general en una dirección única. A ver si en otra ocasión es posible seguri con el apasionante tema.
Raro que ja se haya olvidado de Theilard, a quien conoce bien, según consta a sus lectores, pero me ha encantado esta reflexión/broma sobre el ‘Génesis’ tal como los hombres son capaces de imaginarlo. Los ggrandes misterios no son empenetrables, siempre estuve seguro de eso. Con el tiempo sabremos cómo y por qué y cuándom Dios deparó las aguas o creó los animales, ya lo verán … los que vengan detrás. Nosotros lo contemplaremos desde arriba, desde la misma tribuna en la que el Logos concibe las cosas y les pone nombre. Amén.
Brillante comentario a una foto –porque es una foto todo lo que yo conocbía de ese pez–, culto y buien trabado. Merece la pena el buen rato diario que proporciona un vistazo a este blog donde los amigos –incluso los clásicos– tanto racanean estos últimos días.
La Cultura no se difunde en vano, créame señor gm, y hace usted muy bien en echar mano de la suya propia para ilustrar detalles de la vida que de otro modo quedarían reducidos a poco más que una idea o una imagen.
Me encanta esta prueba de la continuidad del pensamiento, de eso que tanta sveces ha sacaod a relucir el anfi, concretamente, el hecho de que el pensamiento humano funciona obedeciendo unos pocos paradigmas en los qu eointroduce variaciones. Es lo que explica que Anaxágoras coincida con Agustín, o Paracelso con Leibnitz y los materialistas del XX. Gran comentario, puede estar satisfecho. Lo he copiado para conservarlo porque creo que estas cosas efímeras no deben perderse.
10:47
París ha amanecido niblado, con chaparrones espaciados. Veo desde mi balcón los árboles (son castaños de Indias) como esponjándose en el agua primordial y eterna, y algún que otro apresurado viandante cruzar la calle bajo el paraguas. Leo la columna, amigo, y siento que no hemos trabajado en vano, que nuestras aficiones y sueños juveniles dan ahora su fruto tardío (?) pero cierto, aunque no imagináramos entonces que podríamos seguir nuestra charleta a distancia y en tiempo real. Creo que estos temas tuyos –yo sé que son viejas obsesiones– gustan a mucha gente, y por eso deberías frecuentarlos. Un abrazo.
No creo que sea corta la distancia que separa el idealismo de la conciencia materialista, por más que hayan evilucionado ustedes, los viejos marxistas, que se pasan o no llegan. Piense bien lo que ha dicho en esa frase desafortunada en medio de una columna que dice cosas muy aprovechabes y sensatas.
13:40
Ya ve, jefe, le dan por todas partes, eso le ocurre por ser sincero y decir siempre (me parece, al menos) lo que piensa. ¿No está viendo a sus colegas nadar y gauradr la ropa? Pues haga como ellos y no se verá nunca desnudo.
Interesantísima columna, sí señor. Me ha encantado. La sopa primordial, ¿se dice así? También confirmo que hay muy pocos que se puedan mover así por temas científicos, político-históricos y sociológicos: en vida, sólo conozco a otro.
También me ha encantado «la note poetique» de don Saint-Germain. Muy bonita evocación de París bajo la lluvia. Es bonito ver la amistad que los une.
Quería pedir disculpas a todos los lectores por las faltas que cometo repetidamente, y por extenderme demasiado en mis comentarios: trataré de ser más concisa.
En cuanto a las distancias que van de una cosa a otra, depende desde donde se miren. En el caso que nos ocupa, si se mira con ojos humanos, la distancia es nula. Si se mira con ojos doctrinales, efectivamente la distancia es enorme.
Personalmente, siempre he privilegiado el ser humano a su posición social, política o religiosa.
No lejos de donde vivo hay una escollera. Algunos días el mar está allí quieto y –rara cosa- transparente. Si me siento cavilosa, es el lugar donde me gusta pararme un rato. Solo suele andar por allí si acaso, con sus archiperres, algún sosegado pescador. He visto más de una vez, en mi quietud, a un pececillo no mayor que una sardina que se queda parado en el fondo. Cuando se mueve no lo hace sino apoyándose sobre sus aletas ventrales, cual si de dos patitas se tratase. Creo que le llaman ‘vieja’ y diría que es de la familia de los voraces, pero no me hagan mucho caso.
Hoy el Jefe nos depara una homilía complicada para alguien tan cortita de luces como una servidora. Pero los bichos del río Tinto son primos hermanos de una bacteria que se usa en petroquímica para eliminar los restos de fenol. Se lo come y se queda tan pancha. Nosotros los humanos nos echamos a morir con cualquier mijita de eso.
Que la creación es un enigma perdurable y la evolución sólo una teoría más, no es un brindis que le haga a mi don Páter para que me eche su bendición. Lo que sí es cierto que si una no cree en el dios del portal de Belén y de la semana santa –que es el verdadero- difícil se lo ponen a una si tiene que creer en otros artistas.
(Y no se me corte doña Marta. Aquí, una servidora, la lee con atención y agrado).
Claro, doña Marta, estamos aquí por algo y es verdad que los niveles de cultura del columnismo español no son boyantes. Es admirable que esa idea de la semilla oculta no haya sido superada y curtiosa su ubicuida, su caapcidad para viajar por la historia de pueblo en pueblo. También a mí me hubierav gustado, hoy como tantos días, que el espacio hubiera permitido mayor despliegue, proque seguro que jagm sabe mucho del tema, no hay más que escucharlo.
En cuanto a extensión no se preocupe, doña Sicard, porque cuanto dice interesa y ni que decir tiene que su perfecta ortografía ya la quisieran para sí muchos españoles hoy, incluyendo enseñantes postlogsianos. Ni le cuento una anécdota que le ocurrió a mi hija en la escuela por no exponer al profesor en cuestión a la vergÚenza pública, ni siuqiera en este rincón.
Enigma máximo el de hoy, resuleto con maestría. Pero ¿si le pagan igual ¿por qué romperse la cebeza? Créame que le respeto más aún por su deseo de penetrar hondo y por no escurrir el bulto ni aliviarse con faenas de aliño. Saber que hay todavía por ahí quien cita lo misms a Agustín de Hipona que a Paracelso, a Anaxágoras o a Needham, da gloria. Dentro de unos decenios, el tesinando que esrudie su prosa sabrá algom con claridad: que no pertenece a la generación logsiana.
19: 22
En estos temas, que el lunes aparecerá «colgado» en más de un tablón de anuncios de Instituto, se ve el valor de la Cultura, que incluye la ilustración científica. No sé si gm es simpelmente un aficionado o se ha asomado más a fondo a este lado del espejo (aunque sabemos que lee con asiduidad las grandes revistas), pero me encanta cuando echa sy cuarto a espadas y es capa de hacernos ver en la noticia o en la imagen que quizá vimos sin más, aspectos más largos y trascendentales. Hoy ha sido uno de esos días.
He preguntado a una hija, que está metida en Biología, su opinión sobre la columna «Oculta semina» y me ha sorprendido, primero, que le haya encantado (no suelo verla leer casi nunca fuera de sus libros de texto o alguna novela histórica) y segundo que me haya comentado con interés la idea central que sugiere que el hombre siempre concibió más o menos por el mismo camino el origen de la vida. Yo no había conseguido nunca interesarla con «mi materia». Esto me consuela y me ratoifica en la idea de que lo bien expuesto atrae más y mejor.
Una sabe por experiencia (mis compañeros de CCPP y Sociología pueden corroborarlo) que don josian siempre fue aficionado a estos enigmas de la vida y de la Naturaleza. En clase, que lo era de «Sociología de la Religión, aquellos alumnos, ya bastante deteriorados, debíamos vérnosla con lobros sobre cosmogonía, origen de la via (¡ese Oparin me ha traido viejos recuerdos!), la física de lo pequeño y demás, que él relacionaba con sus trascendencias. Sefguro que muchos lo odiaron por lo mismo, otros nos «colgamos» con él y ahí que seguimos.
Querido, diga algo más sobre este país necrófilo y el enésimo entierro de Perón, porfa, écehnos una mano y una iluminación, si puede…
No por favor, otrra de momias no!! ¿Es que no hay temas en la vida? Echo de menos más atención a la juventud en el temario y me gustaría saber qué piensa de nuestros problemas un hombre que sabe de tantas cosas.
Las 8
Hemos comentado un grupo de profesores, entre los que había dos biólogos y un filósofo, la columna de gm, reconciendo todos la rara capacidad de este tío para meterse en harinas sin salir enharinado, y lo que es más importante, para manetenr la altura de su reflexión a una altura poco corriente no ya en el periodismo, como antes decía alguien aquí arriba, sino en la enseñanza media y superior. Gracias por defender el saber y preocuparse por mostrarnos que hats una foto en un peródico puede dar pie a que nos plateemos cuestiones tan profundas. No tiene mérito ni quizá mucho sentido este elogio de una lectora asidua, pero ahí queda,
Deberían haber visto –y perdonen que cambie de tema– al sr. gm «protegiendo» a Bono en la charla celebrada en el foro de El Mundo que aquel organiza, porque dio toda una lección de dsaber estar y exigir el respeto para todos. Ya le puede setar agradecido Bono porque si no es por él lo corre a gorrazos un «respetable» visiblemente crítico con las últimas actuaciones del PSOE y en el que había un puñado de personas que no sabían ni bien ni mal cómo funciona un coloquio. GM sí que lo sabía y supo imponerse con respeto hasta para los incorrectos, de modo que como diría alguien d elos nuestros, apúntenle un 9. Y tal como están la cosas, un 10.
También a mí me supo a poco. Anímense.
No comparto la tesis de que el idealismo esté tan cerca del materialismo. Nunca lo estuvo, sino en sus antípodas, y sigue estándolo. Otro tema sería –y seguro que jagm se vendría conmigo a buenas razones– hablar de la confusión reinante y de los desplazamientos en uno y otro sentido que hemos vivido en los últimos 30 años. Los sabios soviéticos, desde luego, no soin ningñun buen ejemplo, incluyendo a Oparin, tan leído en nuestra juventud por los curiosos pero tan despreciado luego por sus pares. Y quizá no sea exacto poner en el mismo platillo las «oculta semina», la «panespermia» con sus espermatas y todo lo demás. Cada era científica tiene su jerga, y eso explicaría muchos equívocos.
Lo siento de veras, colega, pero tampoco yo estpy de acuerdo… con usted, señor Filósofo, porque lo que dice al autor va a misa. GM habla de una metáfora que se transmite o prodiga en la historia, que reaparece en los ámbitos ideológicos más diferentes, pero que, en el fondo, es idéntica, y eso es cierto y claro como la luz del día. No enredemos: habrá diferencias, las que se quieram enter Anaxágoras y Leinitz, entre san Agustín y Needham, pero todos hablan sobre la base de que el «principio de la vida» es algo físico, creado, expectante y que aguarda su momento en la Naturaleza (perdón, don ja, en «la Madre Naturaleza»). Yo seré uno de los docentes que reparta esta columna para comentario entre sus alumnos (universitarios). Y me temo que no tenga ánimos de contrales el resultado…
Preciosas evicaciones, la parisina (pissariana) de Saint Germain, la bucólica (¿gallega, asturiana?) de doña Epi, aunque he de avisarla que ese precioso hallazgo, «archiperre» no es voz recogida en nuestros diccionarios ni frecuente en nuestras hablas. üsela, sin embargo, siempre que sea en contaxto tan evocador como el de hoy.
¡Qué bonito, doña Epi! Estoy hablando del párrafo….