Chaves no acabrá nunca de pagar al PA la meno que le echó para salvarlo de la debacle electoral que lo hubiera supuesto, hace años, quedarse fuera de juego, más o menos atenido a la “entente” que se aquí llamó “pinza” porque entre la derecha y la izquierda lo forzaron –en ocasiones, como la de echarlo de su casa, hasta con el pero estilo—a acometer en cierta medida esa “dignificación de la mayoría” que ahora promete en vano elección tras elección. Pero entonces, al menos, se ensayó una apertura obligada del monopolio mediático, controlando la dirección Canal Sur e imponiendo cierta dosis, siquiera homeopática, de pluralismo. Hoy todo eso es historia y la única realidad es que Chaves se ríe de sus propios compromisos con la complicidad mendicante de una IU que le lleva el incensario. Retirar la ley de reforma de lo que ya fue reformado y vuelto a desrreformar constituye un escarnio que ha pasado poco menos que desapercibido. Andalucía seguirá soportando el apagón informativo de la propaganda y todo seguirá igual, en consecuencia, menos los números rojos de IU.
Imaginen si en este momento Chaves estuviera preso de la «pinza». ¡La que los Romero y los Alcaraz de turno le iban a dar al pobre a propósito de sus hermanos! Como no lo está, no ocurrirá nada. Fíjense, por favor, en que nadie entra al trapo de El Mundo. El tinglado mediático de Chaves y la larga mano de Zarrías son más eficaces de lo que podíamos suponer.
No sea iluso, que usted comnoce el paño de sobra. ¿Pinza, dice? Chaves se ha encargado amestrar no solo a los suyos sino al rebaño entero. ¿Tiene usted una idea del chollo que es ser diputado, sabe cuánto cobran en realidad los diputados autonómicos, conoce sus horarios REALES, le han contado los «equipos» con que son obsequiados por la institución? Esa gente no quiere líos y un asunto como el «caso Chaves» es un lío gordo.