Al jugador del Español Raúl Tamudo, máximo goleador de la historia de ese club barcelonés, lo han elegido “Catalán del Año” en un controvertido concurso que ha servido para sacar a flor de piel los hondos complejos xenófobos e incluso racistas que, durante todos estos años y en especial en la última legislatura, se han ido inculcando en la mentalidad catalana. El integrismo nacionalista lo acusa de no hablar la lengua del país y el pobre chico se ha defendido, como Aznar en sus buenos tiempos, asegurando que lo habla en la intimidad con su novia Vanesa, que es de Canet de Mar, y que no entiende tanto ruido en torno a sus nueces. La cosa se ha enredado, de todas maneras, al conocerse las declaraciones de la señora de Pujol, Marta Ferrusola, no ya descalificando a un jugador de fútbol sino dejando clara la proclama de que un catalán serio –como ella, sin ir más lejos– no puede tragar por las buenas con un ‘President’ todo lo ‘honorable’ que se quiera, pero que tiene sobre sí la culpa original de haber nacido fuera –¡en Andalucía, encima!– y de hablar un catalán algo arrastrado que los hijos y nietos de los asesinos de Terra Lliure suelen llamar “catañol”. ¡Intolerable, un ‘President’ de Iznájar, tierra de sabe Dios dónde, y que ha sido incapaz de aprender la lengua de adopción a pesar de tantos años de privilegio! No hay que extrañarse, porque la señora Ferrusola –“la Marta”, en catalán castizo– posee ya una notabilísima antología de juicios y comentarios que no dejan dudar de su condición xenófoba. Hace poco, por ejemplo, le dijo en un mitin al hijo de una alcaldesa del PSC que, a sus trece añitos, debía saber “que en el partido de tu madre hay gente que no quiere a nuestro país”, y ella misma ha contado que un día ya lejano sus hijos volvieron desolados del parque gimoteando una queja enternecedora: “Avui no puc jugar, mare, tots son castellans”, fíjense qué tragedia. A doña Marta –gran empresaria, burgesona implacable– le molesta que Cataluña esté siendo invadida por un proletariado multirracial que amenaza con que un día en Montserrat un ayatollah sustituya al abad mitrado, una turba que “tiene muy pocas cosas, y que lo único que tiene, encima, son hijos”, pero no hijos como los suyos, sino hijos “magrebíes, ecuatorianos y gente así”. O andaluces sin ir más lejos. Tener que mamar con un cordobés presidiendo la taifa debe de ser tremendo.
Ellos y nosotros, o sea, “los Otros”, incluso “el Otro” si me apuran, la amenaza hecha realidad creciente, la invasión de los bárbaros sobre el país puro de esos nativos/parlantes que tanto contribuyeron a enriquecerlo, como saben incluso las burguesonas, pero cuya marea ascendente, compromete una falla bajo el suelo legitimista de sus rancios prejuicios. ¿Adónde vamos a llegar? –se pregunta la dama boba, paracaidista y negociante–, si hasta tenemos ya un ‘President’ charnego que chamulla malamente la lengua obligatoria y por cuyas venas no corre la noble linfa del país? ¿Tamudo símbolo de Cataluña, un catalán de Santa Coloma que reserva para la intimidad la gloria imprescindible de la lengua exclusiva? Bromas aparte, estas estupideces lugareñas no tendrían trascendencia mayor si no fuera porque el partido del Gobierno las disimula en atención a sus alianzas pasadas y futuras. Y si no fuera por escuchar al pobre Tamudo proclamar, encima, asustado vivo, que “Cataluña es lo mejor del mundo”, como si un campeón como él debiera alguna explicación a ese estafermo que a nada ni a nadie representa. Una ventaja sí que tiene el incidente y es que en lo sucesivo deberán abstenerse los quintacolumnistas que sostienen, contra toda evidencia, la libertad de lengua en Cataluña, los indígenas ‘sobrados’ y los charnegos ingenuos que hace años tratan de confundir a la opinión. En el pecado lleva la penitencia, el pobre Tamudo. En una sociedad libre podría hablar en la intimidad con su novia como le diera la gana.
Hoy quizás te quedes corto en que TODO nacionalismo tiende al egoísmo y totalitarismo; pero querido JaGM, digo afirmo y proclamo que TODO.
50 años en el país del Cava y sigo estudiando el «castellano», -mi única lengua-, con la cual doy sentido a mi existencia. Me moriré de viejo conociendo nuevas expresiones y diferentes sinónimos para su uso.
Desde Aguilas…un saludo.
Mi respetado Pater: Cuando he hecho mención de los aduladores me refiero, -claro está-, a los que NUNCA encuentran la más mínima crítica o concordancia con los escritos de nuestro amigo, al cual siguen como a un «gurú» de una pequeña secta.
No son todos…. pero sí muchos.
Y otro atributo de las naciones es la tendencia hacia la hegemonía.
El Anónimo anterior es mío por error.
– Oiga que queremos café.
– Su café, señores. Con todos sus aditamentos: cucahrilla, leche, azucarillo, platillo y vaso de agua.
– Sí, oiga. Pero no sirva café a nadie más, ¿eh?.
– Es que esos de por ahí no saben, no merecen tomar café.
– Lo siento, señores. Todo el mundo tiene derecho a sus cafés.
– No, no. Café solo para nosotros. Que se lo retiren a los demás. Si acaso, pueden echarles achicoria. Si se las saben pedir en nuestra lengua, ¿eh? Y sin acentos raros.Y las servilletas de hilo, las cucharillas de plata, los asientos en cuero, la mesa de talla.
– Aquí tienen señores, todo lo que han pedido.
– Sí, sí. Está muy bien. Pero que salgan todos esos del bar. Molestan. Es que huelen.
– Como ustedes digan. Todo sea por tenerles contentos, para que me dejen seguir abriendo el bar de al lado. A sus pies. Ustedes mandan.
– No sé, no sé. ¿Y si llega hasta aquí ‘la’ olor? Y que no se les ocurra besar a mis pujolets, ni acercárseles siquiera, ¿eh? Hasta ahí podíamos llegar.
– Lo que gusten mandar, señores. A sus pies de nuevo.
Jo, y como andan las cosas por ahí. Si no me lo cuentan ustedes no me lo creo.
Saludos à todos.
¡Qué castizo ese «jo», madame.
Parece usted de Chamberí y del «Al-leti».