Otra vez la Junta gana por la mano al “inexperto” Gobierno (González). En efecto, el plan propuesto por ella para cerrar medianamente bien el curso escolar acaba por imponerse al extravagante dislate del “aprobado general” ofrecido a las desconcertadas familias –no sin su migaja de cebo electoral— por las minervas sanchistas. Ninguna solución resultará por completo adecuada ante esta situación límite, razón por la cual abrir el camino a la evaluación flexible no deja de ser más razonable que romper la baraja. ¿Cómo calificar a los alumnos por un mismo rasero sin infringir la razón y el sentido común? A ver qué se le ocurre ahora a la leal Oposición que, en su día, rebotó con tan desconsiderada estridencia contra la estrategia autonómica. No hay duros a dos pesetas ni siquiera para este Gobierno improvisador.