Habrá que aclarar, para que nos tomen el número cambiado, que las eventuales críticas formuladas sobre el tinglado de Barenboim que paga la Junta de Andalucía no cuestionan ni el objetivo, nobilísimo por más que inalcanzable, ni la maestría de un intérprete consumado y excepcional ejecutante. Sería de tontos discutir el pretsigio de esa operación publicitaria que Chaves se ha montado, pero no lo es tanto, a mi juicio, cuestionar si una comunidad autónoma que tiene en práctica bancarrota su Servicio Público de Salud (el SAS) o no puede pagar su parte para aplicar la Ley de Dependencia, aporte 9 millones que ya podría pagar el Gobierno de todos o fraguarse en torno al mecenazgo. Barenboin hace bien no mirándole el color al dinero que le largan. Es Chaves quién debe explicar por qué se gasta lo que no tiene (tenemos) en un gesto digno… de quien tenga posibles.