El mismo día en que acepta el fin del español en Cataluña y acorrala al TSJC, el Sánchez más desacreditado –el mismo que contra el PP exigía endurecer el indulto contra las corrupciones– apuesta, en contra de la Justicia, a favor de los condenados de los ERE, constituyéndose en indeseable paladín de una causa perdida en la que, desde luego, no son iguales todos los juzgados. ¡Como si la menguada figura de ese buscavidas fuera superior a la de unos dirigentes abatidos por sus errores tanto como por la fatalidad! Mejor solos que mal acompañados, aconseja un saber popular al que deberían respetar esos insignificantes picapleitos espontáneos, que seguro que causan más daño que otra cosa a sus defendidos, de paso que quebrantan el imprescindible respeto a la Justicia.