La cuaresma llega a Puerto Real en pleno Carnaval, primero, con la decisión de Delphi –gran perceptora de subvenciones cienmillonarias de la Junta y del Gobierno–de cerrar su planta y dejar en la calle en miles de trabajadores entre directos e indirectos, y segundo, con el anuncio hecho en Francia de que el constructor aeronáutico europeo Airbus estudia hacer lo propio con sui instalaciones en ese castigado pueblo, como consecuencia de un plan de externalización del trabajo. Estos son los colosales proyectos de futuro que la Junta vende a los cuatro vientos y a los que engrasa con nuestro dinero, con la ingenuidad (mejor dejarlo ahí) de los sindicatos y contando, claro está, con la inocencia de un pueblo al que tan fácil resulta engatusar. Otra vez el desarme industrial de la costa, de nuevo el fantasma del paro y la amenaza del narco como recurso obligado de supervivencia. Más de un cuarto de siglo no ha bastado a la Junta para medio armar el tingladillo que permita ir tirando a esa comarca dejada de la mano de Dios, pero sí para propiciar que unos cuantos se pongan las botas.
El mejor negocio de los especuladores, inlcuidas las grandes multinbacionales, es venir a una región pobre, «Objetivo 0», y ofrecerse a montarles industrias a cambio de subvenciones, que siempre encuentrabn un Chaves para un descosido. El jefe menciona unos cuantos casos, pero hay muchos más, alguno bien conocido de él por ser de su provincia.