Me comenta divertido un economista amigo la propuesta de la Oposición de devolverle al Gobierno los famosos solares con que nos pagó la llamada “deuda histórica”, como pago en esta ocasión de la que la autonomía tiene contraída con el Estado, un trueque inobjetable como no sea desde el integrismo partidista. Rechazarlo sería tanto como decir que se admite en un pago el billete con que, anteriormente, se saldó otra cuenta, pero cuyo valor sigue siendo, evidentemente, el mismo. La Junta y el Gobierno han caído en su propia trampa y de ella no van a salir más que cediendo o trasquilados.