Más difícil todavía: la moción de censura o lo que fuere presentada en Beas contra su singularísima alcaldesa por concejales de su propio partido en unión y compaña de otros del PP y del PA, moción que la oposición ejercida por estos dos últimos está convencida de que consiste, en realidad, en una inconfesable maniobra “del PSOE contra el PSOE”. Rara cosa, porque se parte de que ni PP ni PA aceptarán nada a cambio y permitirán, en todo caso, que el PSOE conserve la alcaldía. Y nada extraño, en definitiva, considerando la trayectoria, verdaderamente alucinógena, de esa corregidora que se viene pasando por el arco paritario, desde hace un par de años, al Ayuntamiento en peso. Ahora, salir como ha salido Pizarro, el secretario de Chaves, para comparar con el lío de Gibraleón y exigir la expulsión de los mocionistas tal como el PSOE hizo con los tránsfugas de Gibraleón… ¡“al expulsarlos”!, francamente pasa de la raya. La gente de Chaves debe de creer que en Huelva el personal se chupa el dedo. Pero el personal recuerda muy bien aquella foto victoriosa que en Gibraleón se hicieron unos cuantos sociatas de primer nivel para festejar el transfugazo.