Ha muerto Miguel Manaute, el campesino que fue consejero de Agricultura cuando todavía la ingenuidad utópica nos enredaba en la vieja leyenda de la “reforma agraria”. He visto pocos autodidactas como él, pocos talentos naturales tan capaces para hacerse con una idea de un simple orejazo, y menos aún jerifaltes fieles a su natural hasta el punto de conservar, creo yo que como blasón, su fonética cazurra en la que era capaz de explicar los arcanos de la agronomía que él poseía sólo prestados. Ahí sigue, incorrupto, el cadáver de su ley de Reforma Agraria que ningún presidente de la Junta ha tenido la decencia de derogar. Fue un lince aunque se equivocara. También se equivocaron los ‘ilustrados’ y nadie dice nada.