Perder empleo en Agosto en Andalucía es un dato malo, quizá pésimo, porque hace temer que septiembre abra la caja de los males de cara a un otoño en el que pintan bastos. Estamos ya por encima del millón –por más que recorten los maquilladores–, es decir, más allá del 30 por ciento de parados, y a la espera de ver qué ocurre cuando el turismo estacional eche el cierre. Son noticias demasiado malas para que la Junta se limite a jugar ‘al cerrojo’, prometer mayores deudas y anunciar austeridades que ya veremos a quien afectan. Nada ganamos con disimular esta tremenda realidad como se ha venido haciendo durante demasiado tiempo.