Un pregunta asalta al más ingenuo a la vista de la expeditiva orden impartida por el Tribunal de Cuentas a la ex-alcaldesa de Beas para que devuelva, en el plazo de diez días, los más de 700.000 euros que la suprema institución de control económico estima que fueron gastado ilegalmente en el ayuntamiento durante su mandato. Y esa pregunta –aparte de la de por qué la defendió en su día el partido y por qué calla ahora– es la de que en cuántos Ayuntamientos y otras instituciones ocurriría tres cuartos de lo mismo si ese aguafiestas del Tribunal del Cuentas entrara a saco en sus cajas fuertes? Noten que de la Cámara de Cuentas de Andalucía ni hablamos, porque ésa está harta de denunciar infracciones en nuestros organismos públicos y éstos de reírse de ella. Hay mucha corrupción amparada en el secreto y casos como éste sirven para mostrarnos por dentro esas Cajas cerradas. Vamos a ver qué ocurre en Beas, para empezar, ahora que, probablemente, “las cuatro letras”, como dice Guerra, ya no protegerán tanto a la requerida.
Bueno, no estaría yo tan seguro de que el partido la haya abandonado del todo, es la suplente a senador de J. Cejudo. A ver que pasa.