Una multitud enfurecida trató el jueves de linchar al presunto secuestrador y asesino de la niña Mari Luz. Se oyeron voces reclamando la justicia espontánea y hasta se reprochó a la policía impedir el linchamiento. Es normal, en vista de este inconcebible desconcierto. La pena fue un derecho de la parte ofendida mientras las sociedades carecieron de un Estado fuerte, porque fue precisamente el monopolio del derecho penal lo que dio entidad real al Estado. Cuando el Estado flaquea, cuando la sociedad comprueba el fracaso de esa justicia civilizada, la marcha atrás es tan lógica como inevitable y de nuevo planea la sombra de la venganza de la parte ofendida. Desde el propio Consejo General del Poder Judicial –que tampoco es manco– se propone incluso abrir el debate sobre la cadena perpetua cuya reclamación había sido despectivamente tildada hasta ahora de reaccionaria, como si nuestra perjudicada democracia hubiera de empeñarse en ser vanguardia experimental de un mundo libre en el que naciones como Francia, Alemania o Gran Bretaña –por no hablar de unos EEUU en el que hasta la ominosa la pena de muerte se prodiga a discreción– la mantienen en sus ordenamientos. Incluso el cumplimiento íntegro de las penas, que nos hubiera evitado tantos bochornos y paradojas, se niega con vehemencia alegando la angélica pretensión constitucional de que las penas “estén orientadas hacia la reeducación y reinserción social” incluso en los casos en que los reos se afirmen contumaces en su postura criminal. ¿Que en España hay mayor número de presos que en los demás países europeos? Ésa no es sino la consecuencia de una lenidad que hace de nuestra legislación la más benigna y la menos disuasoria del entorno. Aprieten las tuercas a ese Código de pacotilla, renuncien al absurdo de la famosa ‘clasificación’ penitenciaria de los condenados y luego hablaremos. Es ridículo proponer un debate social sobre un tema en el que la inmensa mayoría es unánime. Es en el Parlamento donde hay que cambiar lo preciso para que en España deje de ser cierto que se puede robar un monte pero no se puede robar un pan.
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Como señorita banderillera del maestro, en consonancia con su tercio de varas habitual -artista de la media y de la chicuelina, no de la carioca- de ahí más abajo, cojo los palitroques del teclado y me dispongo a colocar banderillas, hoy negras, sobre el tema. Voy a cuerpo limpio y a sabiendas de que es más que posible que los tendidos me silben, injurien y me tiren de todo. Po fale, po malegro.
El espectáculo del intento de aplicar la ley de Lynch a la entrada al Juzgado del repugnante bicho, fue para mí casi igual de repugnante. El abuelito de la desgraciada criatura no se privó -y no es la primera vez- de soltar, arreabatado, injurias de muy grueso calibre contra las FF de Seguridad. Explicable dado su pertenencia a una raza, la gitana, que en una considerable mayoría -venga, venga, disparen- ha vivido y vive en el borde de, o fuera de las leyes vigentes. Aunque resulta difícil de entender es el padre de ese otro padre torturado, predicador evangélico, que entre lecciones de cordura y sensatez, ha impartido también alguna otra de fanatismo religioso. Los gitanos proclaman con orgullo que se acogen a las leyes de su raza. Ahí tienen las rosas del pañuelo de novia y algunas otras basadas en el ojo por ojo. Sigan disparando. Eso mismo hizo el que mató al celador en Sevilla, dentro de su coche. Su mujer le alargó un segundo cargador para que asegurara la pieza.
Por otro lado, los marginales que lanzaron ladrillos, botellas, piedras y algo más contra los agentes policiales, eran los mismos que repiten los mismos gestos en los desalojos de okupas por poner un ejemplo. Considero que la mayoría no eran gitanos. Pueden seguir con fuego graneado. Servidora se ha puesto casco, dos chalecos antibalas y me he protegido los bajos con una especie de impenetrable cinturón de castidad.
(fra d cntxt: me resulta difícil pensar que el admirado paymoguero, mi don Vaz, no se asome aunque sea en silencio a esta tertulia. Si me lee, deje que le exprese mi enhorabuena por la faena que ha cuajado hoy en el faldón de la pág 6. Óle)
Razón para don ja, razón para mi hoy solitaria doña Shiva. No confunda objetividad con prejuicio. lo que dice de la raza romaní es enteramente cierto. Lo de Huelva, una locura de la que perfiero no hablar. Ahora bien, ¿no les parece que esta vida se está pasando mucho de la raya?
Enteramente de acuerdo. No tengo palabras yo tampoco en el día de hoy, ante esta desquiciada situación.
Todo el peso de la ley… dicen desde las alturas que caerá sobre el juez presuntamente responsable de lo sucedido. Que caiga también sobre esas alturas (es una forma de hablar) responsables últimas de la situación desesperada que se vive en los despachos de los jueces, hoy en casi absoluta infefensión ye en el abandono burocrático más incomprensible.
Gran pieza la de hoy. Se nota el peso de la cultura enm historia y ciencia política. Lo que dice jagm del Estado y el penal va a misa, pero suele olvidarse. Téngalo en cuenta, admirada Shiva, al hablar de la desesperación del abuelo de la niñita.
Comparto esa idea sobre el pueblo gitano (su irreductibilidad cultural), doña Shiva. También los dos bloques de la columna de hoy, admirable el primero, ilustrativo el último. Estas cosas deben saberse y no se saben. ja hace muy bien contrapesando las responsabiliaddes. Seguro que nadie ha oído hablar de la autonomía estos días. Con el juez hay bastante buco.
¿Y el/la fiscal/a, dónde están en este asunto? Me ha parecido un collumna sensacional, la he recortado y esta vez no la llevaré a clase sino al claustro.
La Fiscalía y el juez, uno por otro y la casa sin barrer. El ministerio «ahorrando» (como en el cole, como en el hospital: ése parece el objetivo sociata) y los juzgados debatiéndose en «un almacén de papel». Total, la niñita flotando en el río, la familia destrozada, la gente atemorizada y el «presunto» defendido ya por todas las garantías. Nos estamos pasando hasta hacer un munco al revés.
Suscribo lo de Ropón y lo de la columna. Esto tenía que pasar y ha pasado. Nada que no hubiera sido advertido desde todos los despaxhos durante años, nada que no haya sido desoído en los otros despachos. «La inversión en Justicia no es rtentyable electoralmente»: magistral resumen. Píudanle cuentas a quién corresponda, no sólo (digo NO SÓLO) al juez.
Nostra culpa. Y de ellos. Nuestra por no planmtarnos. De ellos porque los trae al fresco la situación desesperada.
Nota benme: Gracias al sr. GM popr informarse de primera mano (eso es evidente hoy también), los datos que dan son completamente ciertos.
Aquí entienden bravo a esos degenerados. Ya saben lo del Registro público en que los exponen a la vergüenza como is los encadenaran al royo. Todo esto es vomitivo y generalizado. Cae uno en lña tentación tópica de preguntarse qué está ocurriendo.
Si fuera mi hija, lo mataría. Creo en la Justicia civilizada, pero no quiero engañarles.
Pepe Griyo
22:03
Ni una toba, doña Shiva.
Vodafone y Movistar, a pachas y sin culpa de Telefónica, me han dejado incomunicado durante una escapada a Punta más larga de lo previsto.
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Nadie entiende la cadena de fallos y/o negligencias que han hecho posible que el canalla de turno haya acabado con la infortunada Mari Luz, aunque mirándolo bien, si se hubiera cumplido la Ley con la diligencia que merece Mari Luz viviría pero sólo sería cuestión de tiempo que el delincuente se tomara otra víctima.
Debido al estúpido buenismo de nuestras leyes, que ofrecen más garantías a los criminales que a sus víctimas, los delincuentes sexuales siempre tienen la oportunidad de reincidir.
Si sabemos que los violadores, no sólo no se reintegran sino que sus reincidencias aumentan sistemáticamente de gravedad y no es raro que terminen asesinando ¿Por qué no se ponen de acuerdo los partidos de una puñetera vez para hacer una ley que los saque de la sociedad definitivamente?
Bien planteado el asunto. He leído cuarenta alegatos y ninguno me ha convencido tanto. Lea el final, doña Shiva, lo del fracaso del Estado, y seguro que matiza su comentario, por otra parte lleno de dignidad y sentido común. ja nos tioene tan acostumbrados al buen juicio que casi no advertimos su acierto y su fondo cultural, que es lo que le permite tan buen juicio. Hoy le agradezco esta lección de sensatez.
Pico, pala y bola al tobillo. Es mucho mejor que el diazepán y más productivo. Si esta gentuza supiera que los aguarda una eternidad ingrata, se lo pensaba dos veces.
En cuanto a la Justicia, me parece muy equilibrado el doble argumento de jagm.
La consejera castiza. Pero sabe usted quién es esa mujer, conoce su curriculum, es que puede esperarse cosa diferente de un personaje/a semejante, si se pone en sus manos toda la responsabilidad de la Administración de Justicia. No olviden que ésta fue la que dijo que había que conseguir una justicia ajustada a la idiosincracia andaluza. Quería decir, ajustada a la voluntad juntera, claro.
Copio textualmente:
» Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado…» (Constitución Española, art. 25)
O sea, mi don Zas. Que a seguir manteniendo a cama, mesa y mantel a los entrullados, por muy gordo que sea el crimen cometido. Unas ochenta mil criaturas, con un 30% de extranjeros que tenemos en los hoteles de tres cancelas, sin dar palo al agua. ¿Era san Pablo quien dijo aquello de que ‘el que no trabaje, que no coma?
No voy a repetir en plan shivamorcilla que nuestra Consti del 78 necesita un rectificado de motor y lo de menos es la chapa y pintura.
Pinturera es para mí la cuestioncilla de si la niña Leonor reinará si le nace un hermanito y pilla a los músicos con el pie cambiado.
No olvidemos que se hizo como se hizo y cuando se hizo. Había ruido de sables por doquier, heredamos al rey que digitó Franco, los del aguilucho tenían mucho peso, las izquierdas eran revolucionarias (del proletariado, ya saben) y por ahí, tó seguío.
Al cumplir la mayoría de edad, comenzó el aznarato. No hubiera sido mala cosa hacerla jurar bandera y que asumiera su necesidad de reforma. En estos doce años no ha habido mucha concordia entre quienes tenían que mojarse el antifonario. Pero es que las perspectivas van a peor.
Y la señora Consti, que está para cumplir la treintena, mantiene ese espíritu de chapuza buenista y faldicorta con que la escribieron los soixanthuitards que ahora peinamos canas y arrugas. También ha echado ella canas y arrugas prematuras, se ha aviejancado con mucha anticipación y necesita no liftings, sino transplantes de órganos internos.
Si no queremos que se siga pudriendo en vida.