En la Junta los únicos no entran por oposición son los que mandan. El resto, como hace poco en Canal Sur, debe responder a preguntas que aluden a imaginarias relaciones sentimentales de Aznar con una ministra francesa (hace falta mala leche para eso y poca vergüenza para culpar a la empresa contratada) o bien enfrentarse a un examen con preguntas repetidas, como sucedió en una reciente prueba padecida por los oftalmólogos contratados del SAS. ¿Cuántas oposiciones lleva impugnadas y perdidas la Junta. cómo es posible que prolongue durante un año el desenlace de una prueba a médicos que operan todos los días en sus servicios o resuelven expedientes sin saber si mañana irán a la calle? Y encima, como digo, los únicos que entran por la cara, sin pruebas ni oposiciones, son precisamente los que mandan. El milagro es que esa Administración siga en pie.