El embajador José Cuenca –Sofía, Moscú, Atenas, Ottawa—es un cazador empedernido. También un escritor excepcional, y digo excepcional, autor de una prosa musculada y recia, como curada al tempero de un sentimiento lírico contenido, con la que ha retratado como nadie, que yo sepa, los secretos de esa pasión que mueve a algunos hombres que no lo necesitan a patear el campo, llueva o ventee, para cazar a mano en la llanura o colgar en la sierra la jaula del perdigón. El embajador también pesca. Y como pescador que es me cuenta algo insólito. ¿Podían imaginar ustedes que en la autonomía que ha hecho de España 17 taifas haya ríos linderos, caudales fronterizos, cuyas truchas y barbos exijan para ser pescados diferentes papeles y. a veces, diferentes “artes”, por mor del celo autonomista? Pues los hay e incluso se está gestando diferenciar las baleares en tres licencias distintas, una para cada isla mayor, aunque también haya en curso algún intento de unificar esos permisos regionales forjando alianzas entre comunidades, como si las autonomías tuvieran competencia para adoptar medidas fuera de su territorio. Pocos ejemplos como éste de la caza para poner en evidencia la absurda realidad de una hiperdescentralización que ha hecho añicos el país añejo al que las crónicas medievales se referían ya con su propio nombre, España, ese nombre sagrado cuyo remoto étimo remite, precisamente, al conejo, la caza más frugal y alimenticia que tanto a contribuido a nuestra subsistencia colectiva. No entro en la porfía de si España se ha roto o no, sólo digo que hay diecisiete en danza y con escopetas de por medio.
Ya no concebimos siquiera aquellas ‘premáticas’ que mandaban ahorcar a los furtivos, y menos mal, porque sería todo menos edificante, tener que colgar a un ministro. Lo que sí hemos conseguido es descuartizar la finca como quien despoja la pieza, arrancando con ello hasta la raíz el sentimiento natural de ‘paisanaje’ que es el prerrequisito de la convivencia ordenada. Hoy en España cada comunidad dice quien puede cazar o no, de la misma manera que determina si es o no lícito que a un niño se inculquen en la escuela ideas ‘morales’ por no decir ‘ideología’ pura y dura. El embajador ha descrito sus extenuantes caminatas, sus lances campurrianos, sus líricos aguardos arrullados por los desafíos perdigueros, sus recesos de pan y tasajo en la sabia compaña del rústico o el guarda memorioso, sus pacientes esperas junto al regajo fragante. Pero sabe también que andan poniéndole al campo sus puertas imposibles. Las dos orillas no son más que un solo río. Las 17 Españas, en cambio, son ya harina de otro costal.
¿Por qué no nos sale usted más a menudo por este registro lírico, que s le da pero que muy bien? Es como un descanso, como un respiro, entre tanta preocupaicón. Hágalo que se lo agradecemos muchos.
Torero, torero, torero. Siempre dije que en el fondo ja era ante todo un poeta. Hoy se nota. Y se agradece.
Un tratamiento del tema que vale por diez artículos políticos. La autonomía y sus defectos simbolizado en una trucha «interrregional» que se ríe del pescador. Ríos de dos orillas legalmente distintas. ¿Estanos locos? Parece que sí.
Una insntánea ingeniosa de lo que está ocurriendo en España, la fenicia «isla de los conejos», efectivamente, ocndenada al parecer, por varios enemigos, a ser descuartizada Pero no nos pongamos trágicos. La imagen de la trucha que en una orilla tiene un estatuto y en la otra, otro, es demasiado divertida. Quedémosno con ella. Reír por no llorar.
Vamos a vewr despacio. Este señor afracesado se cree con derecho a cuestionar el régimen que nos hemos dado libremente los españoles: El Estado de las Autonomías. ¿Que a él no le gusta, que no le fue bien con él? No creo que esa sea razón para que ponga en solfa un sistema que ha traído 30 años de paz y progreso, puede que con defectos, pero mínimos. Lo fácil es entrar comocaballo en cacharrerñia y romperlo todo. Es más difícil construir, criticar con talento, decir lo que funciona y lo que no, y proponer soluciones, claro, si no no hemos hecho nada. ¿Que hace de todo eso jagm?
Bonita columna, e intekigente crítica, mñas que le pese a algún cliente del régimen. Recuérdese que hasta González se percató dle peligro cuando propuso a Fraga la LOAPA. Las autonomías tienen en su haber muchas cosas. También haber convertido España en un rompecabezas funcional. El ejemplo de la caza es, en efecto, magnífico. La imagen de la trucha schubertiana, de lo más divertido.
Ya veremos qué ocurre si el TC echa abajo la transferencia del Guadalquivir a Andalucía, impugnada por Extremadura. ¡La trucha! Estas fronteras cada día más prolijas han logrado desmenbrar un país antiguo hasta no dejar de él más que el esqueleto.
La culpa va a ser de la trucha, ya lo verán.
Me ha encantado. Me niego a entrar en políticas. ¡Lírica, más lírica!, imitemos a Goethe.
El más bonito desde hace bastante tiempo. Jefe, tiene que «liberarse» con mayor frecuencia. Se lo agradeceremos quienes leemos para pasar un buen rato e ilustrarnos. Para hablar de los pliticastros ya sobran plumas.
Suscribo lo anterior. Y la columna. Ahora en Francia se habla otra vez de regioones. Ya veràn en qué poco tiempo resurge el aloiejnto jacobino y liquida la cuestión localista.
Más trade o más temprano habrá que devlver al Estado lo que nunca debió salir de él. De otro modo, tendremos, como se ha dicho tantas veces, 17 países, con 17 historias, 17 Administraciones, 17…, hasta 17 ministerios de Exteriores! La trucha entre las dos orillas es un gran ejemplo. Si lo será que hasta Chaves ha caído en la cuenta, aunque fuera forzado por la mala postura de su ministro, de que sería mejor una sola licencia de caza o pesca para toda la nación.
Hoy no está falto de razón, sí señor, solo que ya me dirá cómo se instala la moviola que nos devuelva al Estado unitario.
Bonita e inteligente columna. Aprecio mucho ese registro poético que tanto nos regatea jagm, pero que es un elemento inapreciable de su prosa, según mi modo de ver.
Ahora me explico mejor por qué hay tantos furtivos. LO malo es que no sólo en el terreno de la caza…
Una columna con fondo y una delicia para el lector. Ni entrar quiero en la cuestión de las autonomías –soy enseñante, compréndanlo–, pero sí sumarme a los elogios por la imagen de la trucha escurridiza y los apuros del pobre pescador desconcertado ante los reglamentos.
Tambié yo me uno a los elogios por la trucha, que veo que a don ja le llega de boca de un amigo y escritor, el embajador Cuenca. ´Conozco hace años «Sierras, perdices y olivares» un libro excepcional que valoramos muchos los amantes del campo (con caza o sin ella). De la autonomías tampoco quiero añadir nada, ¿para qué? Vamos sintiéndonos ya todos un poco truchas…
Maravilloso comment, sí señor, con aires quevedianos… “aquellas lindes de la patria mía”, y hasta de Jefe Seattle con lo de “andan poniéndoles al campo puertas imposibles”.
He oído que por el Parque Natural de Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama también hay buena caza. Algunas piezas dan incluso para buenos “chorizos”, o se trata de un cazador “cazado”. ¡Qué lío!.
(Lo siento querido Anfi, si no lo suelto reviento. Una gozada, de verdad).
Un comentario muy interesante y un pulso literario que demuesra lo que tantas veces pienso, la buena literatura que está dejando de hacer jagm entretenido en esta tarea que ha asumido quizá den detrimento de otras capacidades suyas. Un hombre que sabe lo que sabe él, y que escribe como escribe él. es una suerte para los lectores que ejerza día tras día, pero no sé por qué me da que debería pararse también a expresarse de forma más amplia y más extensa. Sí, le estoy pidiendo que escriba nás libros, porque esta hojarasca diaria arde demasiado en la hoguera cotidiana. Me he enredado un poco pero supongo que él y ustedes me entienden.
Gracias. Respecto a lo que comenta Heródoto, sin menospreciar la sugerencia, me gustaría reivindicar el valor intrínseco de lo que hace ahora este jagm al que estoy leyendo en tantos formatos profundos desde que lo conocí ¡¡¡estando ebn el CAMPAMENTO DE MILICIAS!, cuando cayó en mis manos una Revista de Occidente en la que un jovencísimo gm daba ya sus lecciones.
Me sumo al concierto general: divertido pero muy profundo y hasta trágico…
Un beso a todos.
pero si disparas con una escopeta de un cazador a otro cazador, se aplica distinta legislacion en dependiendo de donde lo abatan?un saludo