En Huelva se va a acabar dividiendo radicalmente en dos toda la vida social de mantenerse este criterio excluyente de los partidos. El disparate de La Rábida, es decir, la negativa de la Diputación a sumarse a la aplastante iniciativa popular (que no “popular”, como se pretende) para que se declare al lugar colombino Patrimonio de la Humanidad, resulta absurda y no poco indignante por lo que tiene de sectaria, y desde luego poco favor va a hacerle a nuestra Universidad que le carguen ese mochuelo partidista que, si algo puede reportarle, es el alejamiento de la opinión. Politizar La Rábida es ya el colmo. Meter por medio a nuestra UHU un error lamentable.