No eran tres consejerías (una de ellas vacía pero mitrada) lo que IU pactó con el PSOE para permitirle gobernar tras perder las elecciones. A esos premios gordos hay que añadir, según vamos sabiendo, una abundante pedrea en la que los primeros agraciados han sido la propia hija de Willy Meyer, el hermano de Centellas y el suegro de Mariscal, sin contar al primo de Valderas. En política, no hay pactos sin reparto de premios, está visto, pero habrá que convenir en que IU ha llegado, a las primeras de cambio, a cotas inverosímiles de descaro. Griñán no debe temer por esa comisión de los ERE que lo emplaza temerosamente, mientras tenga en la cesta cargos que repartirle a los comunistas. La verdad es que unos y otros no han podido llegar más bajo en menos tiempo.