Un lector irritado me ha puesto en un correo como chupa de dómine. Por lo visto lo ha sacado de quicio algo que debo de haber dicho en la radio a propósito de la garzonada, pero no tengo mayores dudas, a la vista de sus tremendos cargos e feroces mandobles, de que su inquina es anterior y más profunda. ¡Cómo me pone, Dios mío de mi alma! Pero me ha llamado la atención que, como reproche supremo, como invectiva final y acaso como marca de Caín, el buen hombre de me dedique despectivo, enfatizado por múltiples comillas y en formato cursivo, el dictado de “patriota”. ¡Soy un patriota, qué se le va a hacer, un réprobo, tal vez un descerebrado por la pulsión primaria, una piltrafa enredada en la trama joseantoniana de la gaita y la lira! Toma ya. ¿Se acuerdan de cuando González se dejó retratar en la portada de una conocida revista llenándose la boca con el famoso “Para patriota, yo”? Pues nada, lo que es bueno para González no lo es para la “gentecilla del común”, en la que gustosamente me incluyo, en cuyas bocas la defensa de la identidad o del proyecto común suena a arenga cuartelera o incluso a sablazo limpio. Hasta me recuerda eso de que “el patriotismo es el último refugio de los canallas”, que el pobre cree original del coronel Dax de “Senderos de gloria” ignorando que es una vieja ocurrencia de Samuel Jonhson. ¡Hay que joderse! Yo no me imagino a un francés, la verdad, usando como arma arrojadiza el sentimiento patriótico en cuyo nombre, como en el de casi todo sentimiento o virtud, tantos crímenes se han perpetrado. Ni a un americano. Una crónica de Pablo Pardo nos contaba antier mismo que seis de cada diez americanos consideran su cultura superior a la ajena y que la mayoría de ese gran pueblo-niño, como dijera Ronald Barthelmy, vida convencida de que el resto del mundo mira embobado hacia sus altas montañas y sus verdes praderas como quien contempla deslumbrado el faro de la libertad. También uno de cada seis hogares yanquis posee, junto a la Biblia y el revólver, una bandera cuidadosamente guardada para las ocasiones. ¡Imagínense, una bandera! Todo Cristo debe de ser fascista en esa Babilonia que, todo hay que decirlo, nos ha librado ya dos veces del fascismo.
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Es una cosa rara, me parece a mí, que en un país, en una nación (aunque sea en una “nación de naciones”) mostrarse amante de la patria pueda resultar oprobioso. Aunque tampoco es raro que las cosas hayan acabado así, teniendo en cuenta el entusiasmo con que la izquierda ha descubierto recientemente la vieja pólvora mojada del “patriotismo constitucional” con que Jürgen Habermas, sobre las huellas de Dolf Sternberger, procuró desactivar los demonios simbólicos cuando, allá a finales de los 80, se reunieron al fin las dos Alemanias. Conviene no olvidar que la apropiación simbólica de la patria por la derecha dura en tiempos pasados ha logrado confundir a mucho tonto, pero hay que decir que lo que aquí está ocurriendo a esta triste respecto poco tiene que ver con los tontos y mucho con los listos que tratan de capitalizar por el revés un sentimiento tan genuino reduciéndolo a mero signo reaccionario. Si el Mundial ha servido para algo ha sido para probar con sus banderas que la fascinación por la patria no es mata que se arranque con facilidad, pero debe quedar claro que el patriotismo puede ser mucho más complejo que el que practica Manolo el del Bombo. Ese sucedáneo que pretende reducir del sentimiento patrio a simple “lealtad constitucional” no tiene por qué ser incompatible con el sentimiento original. Como no lo es lo contrario. A nadie habría que explicarle semejante cosa en Gran Bretaña o en Corea. Pero aquí estamos llegando a un punto idiota en que ya nos escamamos incluso oyendo decir al poeta lo de que la verdadera patria es la infancia. ¡No pueden hacerse idea de cómo me ha puesto ese tío! Yo no se lo he tenido en cuenta, convencido de que lo suyo, después de todo, es muy español.
«Todo Cristo debe de ser fascista en esa Babilonia que, todo hay que decirlo, nos ha librado ya dos veces del fascismo.»
Guerras imperialistas querido..guerras imperialistas.
Ahora a lo totalitario le llaman globalización.
Otra vez el bigote (la barba) del anfitrión generosamente expuesta a la demagogia. Confío en que se le tenga en cuenta el gesto y su sentido. Doscusiones como la de ayer no merecen la pena. Aquí había mucho más nivel antes que ahora probablemente. O será que el Jefe, al forzar temas delicados, hace aflorar esas demagogias.
Aunque no merezca la pena: a Grazia Deledda no se le entiende nada. Ayer se dio aquí una lección muy poco razonable de narcisismo por parte de unos cuantos, pero lo que eso indica es que este blog es fiel reflejo de lo que ocurre en España: fractura, tópicos, demagogias. Tenga paciencia, don ja, aunque sé bien que la tiene demostrada.
Por favor, rigor y brevedad, incluida esa señora tan elocuente como difusotópica. El tema es pura sociología política y aborda una clave de nuestra actualidad. Seguro que mucho iconoclasta se rasgaría (se rasgará) las vestiduras el día en que la fractura sea irreversible. E insisto para alguien: lea más, escriba menos. Porque no es verosímil la ciencia infusa. Ni siquiera en los fanáticos.
12:50
“La Patria prohibida”, por aquí, es solo la común, la que en todos sitios sirve para unir, la que tiene más de 500 años, caso único en Europa y escaso en el mundo.
En cambio, la patria paleta, la del ombligo, la que sirve para excluir, está exaltada hasta el paroxismo en éste desgraciado país que está siendo devorado por sus hijos.
12:50
“La Patria prohibida”, por aquí, es solo la común, la que en todos sitios sirve para unir, la que tiene más de 500 años, caso único en Europa y escaso en el mundo.
En cambio, la patria paleta, la del ombligo, la que sirve para excluir, está exaltada hasta el paroxismo en éste desgraciado país que está siendo devorado por sus hijos precisamente en el mejor momento de su historia justo en los días de las vacas gordas.
Jefe, se ha empeñado en que lo aten al poste y me lo asaeteen como a Sebastíán, hoy icono de los gays. Usted sabrá sus cuentas, pero los que le conocemos y valoramos de antiguo hemos de pedirle que no se expnga más de la cuenta. ¡Si es el el blog y no le entienden! No estamos para rigoes, aquí todo el mundo mama, jefe, el Gobierna ante Batasuna, el Papa ante ZP, las Españas ante Cataluña y el terror, la Razón ante las apariencias. ¿Por qué tiene que jugñarsela usted cada día a cuerpo descubierto? Le van a decir que se ha pasado al PP, je, je, aunque sé por d´ñonde se pasa usía ese truquillo.
Pues, apúnteme a mí también una de patriota. A mucha honra, por cierto.
No te preocupes, José Antonio, es el precio que hay que pagar por decir lo que se siente.
Olvida a esos «gilipollas» que no saben pensar por sí mismo y se limitan a ofender a quién no está en su bola. No merecen ni una sola línea tuya. Además debe ser muy cobarde para no hacerlo público en el blog.
Adelante, hombre galante
Sabía, que por mi forma de ser, iba a resultar un problema para este blog. Quizás sea realmente una gran inmadurez y el narcisismo de que hablaba alguien arriba lo que tengo y no me doy ni cuenta.
No quiero provocar más problemas como los de ayer. Fue lamentable, la verdad, pero soy apasionada y no puedo remediarme, aunque le diré a Clara que demagogia no creo que haga, porque es algo que odio, pero ya no estoy segura ni de eso.
Gracias a todos por los momentos tan buenos que me habeis hecho pasar, os seguiré leyendo.
Un soldado de los que tenéis a sueldo, ha muerto por vuestra patria, para que podamos seguir gozando de éste moderado nivel de rentas.
Lo que irresponsablemente apoyó la llamada izquierda, -la no obligatoriedad del servicio militar, que tantos años y luchas había costado conseguir sobre todo a las clases humildes-, ha puesto la defensa del territorio en manos de desempleados, mercenarios y profesionales del crimen de Estado.
¿ Cuando se habla de patria a qué tipo de patria te refieres ?
Seguramente a la que defiende tu PATRIMONIO.
jmorenor92@hotmail.com
Cualquiera sabe a qué patria se refiere jagm. Más difícil sería saberlo si tratara de un charnego, como el travestido de esa vieja y mediocre escritora. Y efectivamente, patrimonio viene de padre, como patria. Una cosa estupenda: aquí todo el que es de izquierda alude al resto de los que se postulan de izquierda como «sedicente», «la llamada» izquierda, etcétera. A lo peor es que ninguno sabe ya qué es eso. Los de la derecha, en cambio, lo saben de lamenra natural.