Como en ocasiones anteriores con brotes de meningitis o legionella, los servicios sanitarios de la Junta, esto es, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha ocultado a la opinión pública mientras ha podido el de tuberculosis que acaba de ser confirmado en Gibraleón nada menos que veinte días después del ingreso del paciente y sólo tras las críticas y exigencias públicas del PP. Es verdad que en Huelva ha habido fallos epidemiológicos mayores (la legionella del hospital ‘JRJ’, la vacunación sin vacunas cuando la epidemia meningitis y tantos otros) y obvio que semejante actitud se debe únicamente a la politización de la sanidad que hace que la delegación del SAS se comporte antes como instrumento propagandístico del partido que la gobierna que como garante de la salud pública. En cuanto al responsable “teórico”, el delegata, mejor no meneallo. Acaso no fuera malo reclamar su confirmación a ver si ese partido comprende que la salud pública es un bien inmensamente superior al de su expectativa de voto.