A juzgar por lo que dijo en el Parlamento del consejero de Empleo, la Junta parece estar satisfecha por la marcha de la crisis. No importa el número de parados, no importa el vértigo de su progresión –según ella- sino el crecimiento de las incorporaciones de empleo, en lo que al parecer, nos sonríe la fortuna más que a nadie en Europa. Que vayamos lanzados a los 3 millones de parados, no le quita el sueño a esos optimistas sistemáticos, ninguno de los cuales corre peligro de perder el empleo, al menos en esta legislatura. Todos contentos, pues, que vamos estupendamente. Esto es de una desvergüenza tal que hay que escucharlo para creerlo.