No saben de qué hablan algunos que asocian la expresión “Fiesta Nacional” a la dictadura franquista. No tienen ni idea, porque así se nombra a los toros desde mucho antes, con independencia de que no hay más qua asomar la gaita a nuestros pueblos durante el ferragosto para comprender, al calor explosivo del ambiente y los sones del pasodoble callejero, que se trata, en efecto, de un divertimento tan añejo como vivo en el magín colectivo. Los toros son aquí como el béisbol en los EEUU, pongamos por caso, y a ver quién imagina que en aquella gran democracia las gentes y el Poder se quedaran cruzados de brazo ante una eventual prohibición de su ejercicio. ¿No hubiera dicho algo Obama en tal caso o, incluso, si por hache o por be se hubiera prohibido en algún Estado de la Unión la popular liga de basket? Tan convencido estoy de ello que no tengo otro remedio que darle la razón al maestro Paco Camino por su enérgica y leal protesta frente al lamentable silencio del Rey y de la Casa Real ante el atropello secesionista catalán y sus complicidades madrileñas: “La familia real debía haberse mojado algo, no se moja ni el labio”, ha dicho con un par quien siempre los tuvo bien puestos, y no le falta razón si se considera, a mayor abundamiento, que para eso, entre otras cosas, “los estamos manteniendo los españoles”. ¿No es el Rey ese aficionado de barrera al que tantos toros hemos visto brindarle a las figuras en las tardes de triunfo? Verán, yo creo que los toros viven una crisis cierta a causa de la “desafición” (desafección) de las nuevas generaciones, esto es, como consecuencia de que a las corridas no van ya más que gente madura, que es lo que siempre ocurrió pero nunca como ahora. Y me atrevo con una hipótesis nada grata: que a la Fiesta Nacional, a este paso claudicante, le queda el mismo tiempo breve de vida que a la propia Monarquía, ni más ni menos. Nuestros nietos serán republicanos y animalistas, ya lo verán.
No veo desacato alguno en las palabras de Paco Camino, sino la expresión corajuda del sentido del deber y, por qué no decirlo también, del sentido común. ¿Qué ha dicho el Rey, qué ha dicho el Presidente del Gobierno, que han dicho nuestros bienpagados próceres ante este atraco, no ahora, sino cuando se inició la fiesta abolicionista en el Parlamento catalán? Pues nada. Por eso hay que agradecerle a ese viejo maestro su entereza, su claridad y su digna coherencia. En España tenemos estas instituciones prohibitivas para lucirlas a las maduras pero nunca para verlas reaccionar a las duras. Empezando por el Rey, ciertamente. El mismo Rey que mata osos briagos sin que nadie le diga esta boca es mía.
Ecuanimidad, objetividad, valor. Este tema tabú lo toca jagm cuando es menester y hay que agradecerle no sólo el gesto en lo que vale sino la templanza con que hace compatible su dura crítica. Recuerdo lo que le dijo al Rey con mmotivo del yate que le regalaron los empresarios… La mayoría de las voves de ste país no se atreven a hablar con libertad.
De sorpresa en sorpresa: los catalanes separatistas quieren ahora conservar los toros de fuego, esa crueldad inenarrable, invocando ¡¡¡la Santa Tradición!!!, los Verdes pretende prohibir la Fiesta tambiñén en Andalucía, donde no hay pueblo por estas fechas que no ande desfilando son el pasacalle taurino, entusiasmado con una Fiesta que tanto dinero deja en los pueblos y sin la que las ferias serían la mitad de la mitad. Todos locos de atar y el Gobierno, cobarde, viéndolas venir con tal de agarrarse al sillón. Sin ser de derechas, créanme que no veo otra solución aparte de echar a este personal a buscarse la vida por ahí, al menos durante unos años, pongamos veinte o treinta.
¿Callaría el Rey si se prohibieran las regatas pijas? Muy bien traído a colación lo de la caza de osos borrachos (lo de «briago» me ha encantado) y todavía mejor el tacto y el pulso con que ha desarrollado una crítica tan demoledora? Vítores también para Paco Camino, el Niño Sabio de Camas.
¿Sería mucho pedir un Balduino?
El Rey está en Mallorca. Antes iban a Babia.
No entiendo lo de que los toros van a durar lo mismo que la monarquía. ¿Lo dicta su condición de republicano reconocido o lo dice el sociólogo? Sería inetresante, aunque no lo espero, una aclaración en este sentido.
S.M se ganó el sueldo un día, según se dice, pero se escaquea a diario. Tener una monarquía implica asumir estas cosas, estos silencios vergonzantes que, bien mirados, casi son obligaciones constitucionales. ¿Un sistema contradictorio entonces? Entiendo que habría que plantear esa cuestión. Como tantas otras, peor no crean que un Presidente de la República iba a dar la cara más y mejor. Ahí tiene a ZP, callado como un difunto para no enfadar a sus socios. Quizá no haya una política enteramente recta. Ay.
¡Ay!, en efecto.
Una crítica no poco acertada y valiente como es habitual en el autor. No hay que confundir la limitación constitucional de poder con la inhibición ante los problemas peliagudos, que es lo que me parece que le ocurre a quien, por cierto, no deja de ser Conde de Barcelona. Se espera que los de arriba den el cante y si no lo dan, los de abajo y los de enmedio se quedan como desamparados. Por eso lo que ha dicho jagm lo piensa mucha gente hoy en esta España que se está cayendo a pedazos, hoy un derecho constitucional, mañana una tradición, pasado Dios sabe qué.
Ándese con ojo, querido amigo, que los tabús muerden. ¿No tendría derecho usted a un descansito, consistente, pues pongamos por caso, a escribir sobre los temas veraniegos y esos asuntos menores a los que tanta dictrina logra sacar por lo general? Hágame caso y no se esceda en su, tiene que perdopnarme el adjetivo, implacable sentido del deber. Ya sabe que se lo digo con el mayor cariño.
Muy seria, valiente y certera la crítica de hoy.
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Pues yo creo, amigo Monárquico, que lo dice el sociólogo y lo piensa o lo desea el viejo republicano.
Admiro la certeza del analisis de una situación esperpéntica provocada por los separatistas catalanes con la colaboración de los antitaurinos y el estímulo de la «clase» política, hoy desprestigiada. Y me adhiero a la tesis del futuro de los toros y la monarquía. Ambos casos son finiquitos a plazo… Para empezar, no debe hablarse de monarquía en España, sino de juancarlismo, y éste, no se olvide, lo impuso Franco, y morirá con el propio sujeto. Lo de Felipe y Leticia no tiene futuro. Los defensores de los animales se han quedado mudos cuando se trata de los «correbous», donde hay maltrato y crueldad. En cuanto a los separatistas catalanes, serán los primeros de Europa en ser barridos por el Islam, sobre todo por los salafitas, los mismos a los que el «catalán estampillado» José Montilla les regala terrenos para la mayor mezquita de España. Subrayo lo dicho por Mayte Pagaza en «El Mundo»: «Lo peor es cuando hay impunidad». Y es que entonces, ahora, hay indefensión institucional.
Gran columna de quien, en otras ocasiones, ha apoyado a la institución por creerlo de justicia. Rara virtus ésta de la equidad. Uno esc ucha las tertulias, lee las columnas y tiene que asumir que quedan pocos jagm entre tanto borrego de Panurgo.