Nada menos que 24.000 votos ha perdido el PSOE en la provincia a pesar de su triunfo en las autonómicas. En la capital, sin embargo, se ha quedado a unos centenares de votos del PP, lo que supone un éxito nada despreciable del Pedro Rodríguez, que controla su municipio y ha sido capaz de darle un buen bocado a un partido que sigue enrocado, sobre todo, salvo excepciones, en las zonas rurales y su feudo serrano. La dificultad que tiene el PP para penetrar en esos feudos tiene mucho que ver con el vigoroso montaje clientelar que su adversario mantiene en pie desde el comienzo de la autonomía. Ambas fuerzas deben reflexionar, una, sobre el por qué de su fracaso en el campo, la otra, sobre la causa de su declive progresivo en la ciudad. Los votos valen todos iguales pero también es cierto que, bien interrogados, hablan por sí solos.