El consejero de Industria y Turismo, Luciano Alonso, ha dado la callada por respuesta al Parlamento de Andalucía cuando la Oposición le ha pedido que explique cómo se compagina sus proyectos de austeridad con el dispendio clamoroso de ese coche de lujo que se ha comprado. En Extremadura le han hecho devolver el mismo coche a la Vicepresidenta que, por cierto, se había adelantado con su dimisión; en Andalucía, el trágala: aquí no hay más ley que la voluntad de Chaves que, ciertamente, tampoco es que escatime en gastos suntuarios. No hay vergüenza política en este asunto. Lo que sí hay es un doble o triple desprecio de la Junta hacia cualquier institución que discrepe de ella, incluso cuando despilfarra a ojos vista.
De satrapilla de provincia a satrapón es el cauce lógico según se sube en el escalafón. Es cuestión de tiempo que den la nota.
Como la costumbre de tirar la casa por la ventana con catering “que no falte de ná” cada vez que llega la conmemoración de marras. Y por Navidad,…¿quién dijo crisis?. Mientras sea con el dinero de los demás.
Y los del PP van en autobus a la oficina.
Por dios dejate de chorradas y habla de cosas serias.
¿Chorradas? Ya le duele al sociatilla. Pregúntale a los currantes de la Delegación del Gobierno de Málaga el recuerdo que dejó D. Lucky. A mí con esas.
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