Guerra será como sea, podrá gustar o disgustar a amigos y enemigos (incluidos los internos) pero entre él y Chaves hay mil años luz de distancia. La había hace 30 años y la hay ahora, cuando arrinconado con el postgonzalismo que no puede acabar con él, se permite chotearse de Chaves como hizo el jueves en la fiesta sevillana del PSOE, subrayando que en el partido “no somos nadie sin las cuatro letras… aunque algunos somos menos nadie que otros”, clara referencia a los mejores resultados obtenidos en las generales respecto a las autonómicas. Incapaz de fajarse con el viejo caimán, Chaves la emprendió con los periodistas, incapaces, según él, “de asumir la derrota” o de considerar maduro al pueblo andaluz. Una obsesión, como se sabe, a la que no debe de ser ajena la contribución de algunos periodistas a desvelar sus manejos. A mil años luz de distancia, Guerra se debió reír lo suyo el jueves.