Quedarse en esa cifra de participación en un referéndum al que se le ha atribuido tanta virtud constituye un fracaso del “régimen autonómico” y, en especial, de quienes en él se han profesionalizado. De Chaves, en primer lugar, que fue quien lo inventó y de su partido que lo ha secundado, bien que con algunas protestas inaudibles. De IU que ha ido de monaguillo y, por si algo faltaba, con la extravagante cantinela nacionalista entre dientes. Del PA, ingenuo o desesperado, que vio en el ‘No’ una salida sin darse cuenta de que, en realidad, esa opción no podía ser más que una coartada del ‘Sí’. Del PP forzado por el fantasma de Lauren Postigo que hubo de tragarse de tan mala gana ese sapo intragable. Los ciudadanos le han dado ayer la espalda a la clase política, eso es lo que hay, dejándola en una evidencia tal que, de haber vergüenza torera en ese ruedo, estarían ya rulando las dimisiones. Ya pueden pintarlo como quieran que aquí saben hasta las ratas que lo ocurrido ha sido un rotundo fracaso de todos.
Acaba de finalizar el referéndum sobre el Estatuto de Autonomía andaluz. La abstención ha llegado a cotas inimaginables en una democracia, el 63.8 % de los electores.
Han votado los funcionarios de la Junta y los que viven del presupuesto estatal.
La clase política no hará ninguna reflexión sobre el tremendo desprecio de los andaluces a lo que ellos representan.
El cinismo de los políticos es enorme. Dice el portavoz de la Junta, que lo que ocurre es que el pueblo andaluz tiene una confianza excesiva en sus políticos.
Definen a Andalucía como incauta.
Las ciudades han superado todas en abstención. Los pueblos han votado su mayoría. Eso demuestra que la clase política domina las áreas rurales como verdaderos CACIQUES. Montellano es la prueba evidente.
Solo se salva Marinaleda en las áreas rurales.
Ahora tienen los republicanos una tarea enorme. Acabar con los herederos del franquismo-mornárquico.
En eso estamos trabajando.
Tendría que cumplir lo escrito sobre mi regreso al Sur. De momento hay que seguir trabajando por el republicanismo como alternativa a la corrupta e indecente partitocracia.