El anuncio de Griñán de que cuenta para guardar la viña con dos jóvenes pretorianos podría resultar esperanzador si no fuera porque uno de ellos nunca terminó la cerrara y el otro navega sólo con el bachiller raspado, lo cual, ciertamente, ya es algo comparado con el hasta ahora todopoderoso Pizarro cuyo curruculum cabe en un papel de fumar o con el propio bachiller que gestiona Obras Públicas nacionales, entre tantos otros casos. La experiencia es un grado, no lo discuto, pero ya me dirá Griñán cómo explicarle a la ‘basca’ que su futuro y el de la comunidad depende de que estudie, de que no fracase y de que no se ausente del aula. Mal ejemplo el de los políticos. Menos mal que la ‘basca’ pasa de ellos a tope.