El concilio congresual ha dejado claro que, mientras la política siga siendo un mercadillo sin ley, la impostada crisis del sanchismo no será más que una comedia. El pacto a tres bandas con los criptoetarras de Bildu, el insaciable nacionalismo ultraburgués del PNV y los incautos pero ambiciosos “centristas” de Ciudadanos, fingiendo el rifirrafe con ERC pero dejando entrever futuras cesiones, demuestra que el cesarismo cuenta con un compromiso tan disimulado como efectivo. Asistimos a la cosecha del viejo “pacto del Tinell”, el garlito zapaterista reforzado por el “jarabe bolivariano”: lo único irrenunciable es el Poder, a costa de lo que se tercie, aunque sea manteniendo en el gueto a la mitad de España. El nuevo PSOE parece decidido a reproducir la locura guerracivilista de otros tiempos, asistido como entonces por la derecha más pánfila.