Un ex-presidente del los EEUU, James Earl Carter, “Jimmy” para los amigos, que quiso ser marino pero fue productor de cacahuetes en Georgia antes de llegar a la Presidencia imperial, ha sido premiado en Cataluña con un premio bien dotado y, seguramente en reconocimiento, ha proclamado algunas conclusiones históricas más que discutibles, como, pongamos, que la caída de Barcelona en la Guerra de Sucesión de 1714 fue peor para Cataluña que el apocalipsis de las Torres Gemelas para los EEUU. Los americanos andan flojos en Historia y más en historia europea, como probó el propio Obama hace poco hablando de oídas de una Inquisición de la que no tiene ni idea, pero lo de Carter me parece que es peor porque no se limita a expresar una opinión sobre el pasado desconocido, sino que tiene la audacia de relativizar la sentencia del TC diciendo, por si faltaba algo, que “un Alto Tribunal no puede acabar con una nación que tiene mil años” –una dimensión excesiva, sin duda, para un yanqui—y recomendando a los catalanes, fíjense qué temeridad la de este Premio Nobel, “paciencia y confianza”. Por su parte el cineasta Oliver Stone ha desembarcado de nuevo en Venezuela para manifestar su convicción de que un buen Chávez es lo que está haciendo falta en Washington. Su documental “South of the Border” quiere contribuir a ese deseo, es decir, a colocar al frente del Imperio a un gorila similar capaz de redistribuir el dinero al pueblo (¡), ayudar a la gente y no permitir el enriquecimiento de las empresas, que es lo que importa. ¿La libertad, la represión? “¡Pero, hombre –clama Stone–, si todo eso de la censura y los cierres de emisoras y periódicos en Venezuela no es más que basura informativa del NYT y del Washington Post!”. No hay que complicar las cosas, como pretenden los malos, sino simplificarlas negro sobre blanco, como hace Chaves o como ha hecho Lula (¿) logrando diez años de adelanto de sus respectivos países sobre los EEUU… Cualquiera sabe dónde podremos acabar con estos consejeros.
Ojo con el populismo, no me cansaré de advertirlo, lo mismo si se trata de una prédica de primera mano que si hemos de vérnoslas con estas versiones interpuestas que le hacen el trabajo sucio a los golpistas como Chávez, o a los simples seducidos por la fantasmagoría milagrera de esos profetas de tres al cuarto. Decir que en Venezuela hay más libertad de lo que sea que en USA es una simple majadería, por supuesto, pero no me parecen del todo inocuas estas propagandas insensatas. Stone la va a sacar un perraje a su nueva obra, eso es seguro, y a Carter le han largado 100.000 euros de premio los secesionistas. Será que uno va de caro por la vida, pero a mí me parece que esos precios son tirados.
A este Stone o piedra o adoquín, o cómo se llame, lo mandaba yo a Venezuela pero de ciudadano de a pie, no de privilegiado del Régimen. Veo que sigue vuesa merced en la lucha de la honradez y la coherencia. Complicado. Un poco de aire fresco, al menos, recibimos desde esta cruz, y qué cruz, del sur, en estos tiempos dónde priman la imbecilidad (de simple y hueco) y las malas maneras. Un abrazo, maestro.
Bienvenido,don Bernardo, aunque sea bajo este anticilón implacable. Se agradece, en efecto, esta coherencia del arribafirmante, rara virtud entre sus colegas. En lo de hoy cuanto dice va a misa, como tantas veces. No hay como mirar con la mirada limpia (y una gran experiencia/cultura) para penetrar la realidad.
Esos consejeros sacan su tajada por llevar la contraria a la mayoría. Su criterio es un simple cálculo mercantil, negocio puro. No hay que hacerle más caso del que merecen.
Aduladores y trincones los ha habido siempre y los habrá en el futuro cada día más imperfecto que nos aguarda. Esos dos son dos memos insignes y poco más. No hay que hacerles demasiado caso, como el modo de tratarlos jagm invita a hacer.
Le doy la bienvenida a don Bernardo Romero, que si no estoy en un error es otro escritor onubense, y muy elegante, por lo que yo le he leído. Y con él me solidarizo a la hora de comentar la columna de hoy. En todo.
Esos dos son meros propagandistas, increíbles abducidos por el anfitrión respectivo. Stalin también tuvo sus defensores. Hitler los tiene, y parece que cada día más. No hay nada nuevo bajo el sol.
Ese Stone, si mal no rceuero, fue el que hizo lo mejor rodando «JFK», la conspiración contra Kennedy. Luego se ha sabido que la tesis del guión de su película esa falsa de toda falsedad. Lo mismo dentro de unos años descubrimos su deuda con el gorila.