Apenas se oyen pronunciamientos de quien corresponde sobre la crisis judicial abierta por el secuestro y asesinato de la niña onubense. Despiste total en la autoridad gubernativa, inexplicable silencio de la autoridad judicial, la Junta –de la que depende la Administración de Justicia, la responsable de su dramática infradotación–, callada como una momia. Todos mirando para otro lado, que para eso hay un juez a quien colgarle el muerto, con razón, por supuesto. Se habla por todas partes de instituir la perpetua, de la leña al mono, un debate más que pasará en cuanto el tema caiga de los titulares. La Audiencia de Sevilla, el TSJA, el Ministerio, como Bono: ni mu. Y la gente por las nubes, pidiendo garrotes y reclamando la justicia por su mano. Es probable que la crisis de la Justicia esté tocando fondo. Lo confirma el silencio de sus grandes responsables.