Un periódico americano, el New York Post, ha ofrecido un adelanto del libro de Christopher Andersen sobre la vida de los Kennedy en el que se detiene en las relaciones extramatrimoniales del infortunado Presidente y, muy en especial, sobre las que mantuvo con Marilyn Monroe. De creer su testimonio resulta que Marilyn habría mantenido una catártica conversa telefónica con Jackie Kennedy en la que, además de confirmarle su relación habitual, llegaba a asegurarle que el Presidente le habría prometido abandonar su familia por ella, promesa ante la que Jackie lució su ironía especulando sobre el papel que la actriz podría desarrollar en la Casa Blanca. Todos los Kennedy tuvieron sus trajines, a veces incluso compartidos con mafiosos de fuste, como los tendría después –aunque muy rebajado el nivel– Bill Clinton con su precavida becaria, lo que parece sugerir que en la soledad del Poder florece pujante la flor del erotismo. Un ex-presidente de Israel está ahora en la cárcel reo de haber violado al menos a una secretaria y Berlusconi ha demostrado hasta qué punto la popularidad del líder no se ve lesionada por los escándalos braguetarios sino, según parece, todo lo contrario. Al frustrado presidente francés, Strauss-Kahn, tras su odisea americana con la camarera negra, lo han puesto contra la pared los jueces de Lille que acaban de acusarlo de proxenetismo por sus orgiásticas expansiones en el famoso hotel Carlton de aquella capital, echando por tierra su defensa hasta concluir que el fogoso ex-mandatario no sólo participaba en aquellos desmanes sino que ejercía, en realidad, como el verdadero «rey de la fiesta».
¿Qué podría explicar tanta irresponsabilidad entre los políticos mundiales de primer nivel –excusado el sofisma de la necesidad de compensar el estrés con esas escaramuzas de cintura para abajo–, cómo conciliar sus máximas preocupaciones con tan inconsecuente recurso a la biología y su afición casanovesca al riesgo de la aventura? Que el Poder produce su erótica no ofrece dudas, pero admitamos también que el erotismo encuentra en los poderosos un terreno tan fértil que, en la mayoría de los casos, acaba siendo ridículamente vulgar. Ahí tienen al Rey de España, fiel a la tradicional infidelidad de los varones de su estirpe, aunque pidiendo público perdón al gentío. Humano,demasiado humano, parece que el poder tiene en el erotismo su inevitable y vulgar talismán.
Me sabe mal rectificar al anfitrión. Pero él, precisamente él, por su talla, es el primero en buscar y acepar la verdad (Errare humanum est sed in errore perseverare dementia).
El ciudadano Borbón, ‘carita de magdalena, a la Vigen Macarena, yo te tengo compará –cuando le conviene– lo que dijo textualmente fue: «Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir».
No pidió perdón. No conocen ese término en la ‘Famiglia’.
(Me van a perdonar. Estoy colgando un post en cuantos blogs accedo. Que son bien pocos:
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS
(A la que España está adherida)
Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
CAPÍTULO II
DERECHOS Y LIBERTADES
Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Artículo 57
1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.
Si han tenido algo de paciencia lectora, habrán comprendido que la Consti del 78 se hace trampas en su propio solitario.
Tanto la Declaración U. DD. HH. como nuestra Consti no permiten discriminación por sexo.
Está claro que que los Derechos y Libertdaes de los españoles, de TODOS LOS ESPAÑOLES, artículo 14, están muy por encima del articulado fraudulento y amañado que se inventó en el título de la Corona. Guste o no guste, la heredera de la Corona española es Elena de Borbón, se ponga como se ponga el misterio.
Si por incapacidad –el gran arcano– de la titular se pasase al heredero siguiente, sería Felipe Juan Froilán el legítimo heredero. Su abuelo, o quien se acuerde, puede ser regente hasta su mayoría de edad, ya no tan lejana.
Ya que no parece posible con los actuales mimbres que gocemos de la Tercera, al menos alentemos la esperanza de que las cosas se hagan con coherencia y honestidad.
¡¡Por la Tercera República!!
¡¡Por un Partido Elenista!!
¡¡ Felipe Juan Froilán Rey!!
Pues tiene usted razón , don Epi (doña Epi sonaba mejor), pero el Felipe Froilán ese es más listo que el Felipe a secas o qué? Si no lo es es ¿para qué luchar?
Besos