Los políticos están acostumbrados a conjurar las crisis con una frase talismán. Una reciente afirmaba que no había crisis sino “turbulencias” y tachaba de antipatriota al que osara sostener lo contrario. Hay muchas, aunque hoy destaque la última, ésa que ha lanzado la Vicepresidenta apoyada en el sofisma de que sí, que lo que ha ocurrido con la niña asesinada es terrible, pero que no conviene hacer las cosas “en caliente”. Ya tienen ahí el talismán: “en caliente”, fórmula puramente disuasoria, evasiva, que de modo deliberado no distingue entre ‘caliente’ y ‘acalorado’, que en absoluto son la misma cosa. Nada debe hacerse “en caliente” si por ello se entiende falta de reflexión, vía libre a la emotividad y, con ella, al disparate pasional, por supuesto, pero ¿qué tiene eso que ver con ponerse a la tarea sobre la marcha cuando la realidad nos descubre abruptamente algún fallo intolerable del sistema? Pues nada. En Bélgica la odisea negra de Dutroux conmovió a media Europa y rompió penalmente en la instauración de la cadena perpetua para los convictos de abusos sexuales con violencia. En Francia, durante el ministerio de Sarkozy, se reformó la normativa endureciendo las penas, las circunstancias penitenciarias y los derechos a reducción de condena de los reincidentes en esos delitos y hasta se previó el uso de un brazalete obligatorio para tener localizados en todo momento a esos peligrosos canallas. En varios países de Europa se ha reaccionado contra esta plaga estableciendo sin contemplaciones ese Registro que aquí discuten todavía los estupendos a los que quién sabe si en su día les pareció bien que al ‘pringao’ que no pagaba una letra lo expusieran en la picota de un Registro de Efectos Impagados, especie de purgatorio perpetuo en muchas ocasiones para ánimas inocentes. En Alemania también aguarda “la perpetua” al abusador que cause la muerte del menor y, en su defecto, una grave condena efectiva, no teórica, como aquí. Y todos y cada uno de esos países han reaccionado “en caliente”, como es natural, impresionados por algún crimen horrendo y, lógicamente, presionados por la opinión pública. ‘Caliente’ no significa ‘acalorado’, insisto, y el Gobierno lo sabe. Si emplea el término es para ganar tiempo.
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10:17
“La Junta de Andalucía gasta diariamente en publicidad electoralista…”
La publicidad que firma “Gobierno de España” gasta mucho más de lo necesario para que la virtual ley de dependencia sea eficaz.
Lo mejor sería dar cifras que ésas no se pueden discutir.
En caliente. Pues claro que sí. No acalorado, como bien matiza el Anfi. Pero si lo dejamos para mañana, ya se habrá enfriado. ¿Se imaginan -aunque el pobre viajante secuestrado sí supo lo que era- tomarse una lata de fabada en frío?
Servidora pone de vez en cuando hojas de reclamaciones. Y cuando mi banco o mi comunidad de prop. mete la gamba, jamás uso el teléfono. Tecladito, folio, sobre y sello con acuse de recibo. Para ello hay que tener tiempo, y ganas of course, pero cada vez que relleno la hoja de reclamaciones no solo estoy resarciéndome del ‘calentón’ sufrido, sino que ayudo con mi molestia a que a otro consumidor lo atiendan mejor.
Luego te escribe el de renfe o el del correfú pidiéndote disculpas, pero -quiero suponer- le ha puesto antes las orejas calientes a quien no me atendió correctamente. Tengo una frase de oro: «Mire, este billete es bueno,¿sabe? si no, usted no me lo admitiría, pues a cambio usted me tiene que dar un buen servicio. O me quejaré a quien le corra la vara.»
Hace cinco días no me terminaba de convencer el predicador evangélico. Ahora no se conforma con la charlita buenista de Zêtâ paff, sino que va a poner a un abogado a calentarle los morros a todos cuantos se rascaban el c… mientras el bicho campaba a sus aires.
Sé que me repito. Oigan, igual que se le pone un radiotransmisor al lince, pónganle uno al bicho, a los bichos, cuando salgan del trullo -lo primero, el trullo bien despachao, faltaría plus- verán como cada vez que miren la hora se acuerdan que mejor se toquen sus partes en vez de tocar a un ángel de cuatro, cinco o seis años.
(Bienvenido otra vez, mi don Eli. Viene usted con las pilas reventando. Óle.)
Razones que la razón desconoce. Ausencia. Silencio. Pérdida. Mutismo. Olvido. Vacío.
Mañana es miércoles.
00:54
¿Qué vamos a decir que no hayamos dicho otras veces, doña?
¿Que los políticos son unos cantamañanas programados?
¿Qué son unos tancredos de poco pelo?
Y quién no lo sabe.
Las nueve y cuarto.
Andamos algo solitos, abandonados de la mano del Señor. ¿Qué pasa?
Fuera de contexto: ha aparecido en Francia otra persona que aboga por la «muerte asistida» , pero soy mucho más receptiva a los argumentos de esta joven que a los del caso precedente pues aquellos me parecían falsos; lo que no quiere decir que su sufrimiento fuera fingido ni que no tuviera derecho a toda nuestra compasión.