La muerte tiene un precio, no cabe duda. No se trata ni vale lo mismo socialmente la muerte de un personaje que la de un indigente o desconocido, no le dan los medios informativos un relieve parejo a lo crímenes con resultado de muerte, ni mucho menos, la autoridad no reacciona de la misma manera cuando la víctima pinta socialmente poco que cuando pinta mucho por la razón que sea. A la muerte se la valora por el difunto y sus circunstancias, aunque también por las circunstancias de la propia muerte. El profesor Chic llama mi atención sobre un artículo aparecido en la prensa catalana en el que, con toda razón, se cuestiona el hecho de que la muerte de la prostituta brasilera arrojada al río Avia por un ‘cliente’ no haya merecido ni remotamente la atención ni el apasionamiento que mereció el caso de la joven liquidada en Sevilla y arrojada al Guadalquivir por su matador, es decir, que nadie haya demandado con vehemencia en el caso de la prostituta la cadena perpetua, que no se hayan realizado demostraciones públicas y masivas con motivo de ella ni que, por descontado, el presidente del Gobierno haya inmortalizado su encuentro con los padres de la víctima como lo hiciera con los de Mari Luz o con los de Marta. Es cierto. La vida no vale siempre igual, ni mucho menos: “Tanto tienes, tanto vales”, incluso después de la muerte.
Es verdad, ya digo, esa desigualdad última que se aplica a las víctimas en función de su perfil, de su estatus o de la morbosidad del caso. Hasta tres veces se juzgó el caso de los marqueses de Urquijo, por ejemplo, acaso el que más tiempo se mantuvo en pantalla y en titulares, no hay duda de que por la condición social de muertos y matadores. Y hasta Ibarretxe ha recibido con banda a ikurriña al padre de la niñita que mató el pederasta en Huelva, que no me digan que no es cosa algo extravagante. El sacrificio de una adolescente de clase media parece como si concerniera a toda la sociedad, la muerte feroz de una puta apenas merece un telediario. Toda una lección para quienes aún dudan de la condición clasista del criterio público, fielmente reproducido por razones de eficacia mercantil, por los medios de comunicación. No ha habido demasiadas imágenes de la búsqueda de la pobre puta en el río Avía, pero la imagen del helicóptero de la policía sobrevolando el Guadalquivir por poco se convierte en una foto fija de nuestras televisiones junto a la imagen de la patrullas y los perros adiestrados. Así es la vida, por lo visto. El precio de la muerte no lo pone ya el motacén de la lonja sino que lo establecen los propios clientes calculado en cuota de pantalla.
Qué verdad desoladora: hasta la muerte tiene precio en la sociedad medial. En todas, por supuesto, pero en ésta, más. La muerte de esa pobre mujer es tan grande como la que más pero no es fñaicl que la opinión convenga en estas justicias. Usted hace bien en predicar, porque no sé si lo percibe pero usted escribe muchos días predicando esas justicias.
El precio lo pone la tele. Me extraña que no se hayan dado cuenta hasta ahora.
Lo que dice del helicóptero de la pólicía es una gran verdad. Todo lo que dice es una gran verdad. Por eso inspira pena que no se acepte así entre la gente común. ¿Habrá que darle la razón a este Marco que acaba de escribir?
Interesante comparación, además de muy triste, proque demuestra hasta dónde ha llegado la deshumanización de la sociedad en que estamos viviendo. A más faroles humanitarsos (ayudas al 3er Mundo, buenismos mil), más miseria moral. Y psicológica.
Reencuentro a los amigos del blog tras larga ausencia y me anima verles tan decididos partidarios de las causas justas. La que hoy expone gm en su columna merece que meditemos un rato. ¿Cuántas fotos del padre de Mari Luz, cuántas del padre de Marta, cuántas de la madre Wanninkof…? Y para la pobre desgraciada un breve y va que se mata, nuca mejor dicho.
Es verdad, cuesta darse cuenta porque le programa lo propone e impone el guionista del telediario o la plana mayor del periódico. Muy justo el interés que demuestra, teniendo nen cuenta que algo o más que algo pinta usted mismo en esos medios. Lo justo es justo siempre.
Es verdad que poca gente se habrá percatado del tema, dos muertes prácticcamente idénticas, aunque cueste admitirlo. Y si embargo, ante una de ellas han bastado unas líneas mientras en el otro se organizaba un escándalo nacional. La opinión es tirana y los «medios» esclavos que parecen amos, aunque haya que añadir, en casos como el presente, la insenisibilidad profunda de amplios sectores para los que una meretriz no es nada…
Un asunto para pocos, me da la impresión, dado que actitudes como las que fundamentan el propceder criticado son compartidas por una mayoría de personas. Una pena pero es así.
Boom! Menudo crochet para reflexionar ha lanzado hoy el Anfi a la estela de D. Chic. Con la muerte no se juega, no hay espacio para lo bucólico como ayer. ¿Qué no se juega? Ja y requetejá. Del cerdo hasta las pezuñas y si no que se lo pregunten a nuestros líderes políticos, de todo el abanico político sin excepción, de cómo sacar petróleo de las miserias humanas. Los medios de comunicación son eso, los medios culpables sobre todo de que entre tantos personajes y personajillos vayan quedando pocas personas, y las que quedan asistan perplejos a tanta farsa diaria. Pues eso, que igual da… la igualdad ¿O nó?.
Multan al exministro de Justicia (¡¿) con 2000 euros por cazar sin permosi en una finca pública donde está vedada la caza para todos excepto para la guardería. Condenan a grave pena a un furtivillo por matar dos jilgueros. Sin comentarios.
De las delicias de ayer a esta trágica constatación de la injusticia. Así es la España, como diría su Valle-Inclán, amigo jagm. Acxabo de leer a don Bártolo (¿de Sassoferrato?) y me rindo a la evidencia. País de segunda. País.
Se publica lo que se vende. No busquen tres pies al gato porque no lo encontrarán. No deja de sorprenderme la ingenuidad con que gm plantea el problema, pues parece que acabara de aterrizar en la prensa…
Tomen nota quienes hablan de la «justicia del pueblo». El pueblo ve «el Tomate», se interesa por la Pantoja no por Marbella, busca morbo en lo de los Urquijo y no Justicia, etcétera. Pero, cuidado, porque, en principio, el pueblo somos todos. Reflexionen los grandes alegadores que defienden el Jurado.
Iba a hablar de otra cosa, pero me troipiezo con la reflexión lúcida de Ropón y me callo. De sobra sabe él de lo que está hablando.
Me alegro de la noticia de esa ridícula multa de que habla Bártolo, aunque sólo sea para dejar clara la parcialidad de algunas Administraicones, en este caso, de la Junta de Andalucía. jagm es de los que todavía sueñan con un país en el que –como escribía el otro dúia recordando una anécdota americana– un senador debe dimitir por usar al papel oficial en su correspondencia privada. Aviado va.
Antiguo como la vida. Un clásico, vamos. La idea de la equidad de la gente, de su sentido de lo trascendental, es un mito, una fantasía. La gente se interesa por el espectáculo, infinitamente menos por la tragedia privada. Y la muerte de una prostituta no tiene rostro, además. Escribo todo esto con pena. ja me conoce bien.
No sé si está bien habalr de la gente en lugar de apuntar a los responsables de la opinión, que es todo menos autónoma. No se escandalicen: quiero decir que suele ser inducida, moldeada, creada. ¿No se dice que Benavente «creó» un público de teatro? Hoy la tele y los periódicos crean, como entonces, el que hay. Y no hay otro.
Un comentario sensible, una denuncia honrada. Gracias por lo que pueda valer.
Los Urquijo, «…el que más tiempo se mantuvo en pantalla y en titulares». Bien traído, don Anfi. Eran los primeros tiempos de la basura/tomate pero los astutos zahoríes ya tensaron la mimbre barruntando en dónde había lana. El Colina creo que descubrió también al entrevistar a Escobedo -colocado hasta las trancas- que dentro del mako había audiencia y share. Y lo supo exprimir. Nada que ver con la bazofia, barata pero rentable para él, que nos mete ahora por los ‘ojos’. Je, je, lo siento por quienes no sintonizan el fango del Canalsur.
Por otra parte el Maestro, tan fino en el léxico, al hablar de Marta dice ‘joven’ y ‘adolescente’ (esto último por los pelos). Tanto con la Wannikof como ahora se repetía y se repite hasta el empacho lo de niña, cuando suelen tener la peseta más que cambiada. ¿No fue Diógenes quien saludó por la mañana ‘adios, niña’ y por la tarde, a la misma, ‘adiós, mujer’?
Niña sí era la criaturita, la tierna Mari Luz. Nadie lo dirá nunca pero lo digo yo, que soy una vieja deslenguada, con palabras del del Pelo Blanco, el Faisán que cortó tanto bacalao en el Mundo Obrero: hoy a las niñas desde pequeñas las visten de putitas.
para que hubiera sido noticia hubiera debido ser una prostituta canibalizada, eso si vende. un saludo Don Jose Antonio