Si desde Castilla-La Mancha el PSOE reclama al Gobierno una negociación bilateral de la financiación autonómica, desde Andalucía –vencidas y desarmadas las dos consejeras que asistieron al aquelarre pseudofederal– apenas se musita quedamente mendigando lo que otros exigen. Da igual: Sánchez ofrecerá el pastel a los separatistas catalanes que lo subieron y mantienen en el Poder y la Junta andaluza, aislada ahora por el cisma silencioso que anda viviendo, tendrá que tragarse el fuego amigo le salgan o no las cuentas. ¡Y si esto sucede siendo Andalucía el gran granero electoral, imaginen lo que ocurriría si no lo fuera! La autonomía andaluza nunca lo fue del todo. Ya ven que no son sólo los Gobiernos conservatas los que nos quitan lo nuestro.