No me cuento entre quienes se quejan de que Griñán haya nombrado consejero al fiscal que llevaba la madeja de los ERE y las prejubilaciones falsas. Lo que me inquieta es que el fiscal haya aceptado entrar en un Gobierno que él sabe mejor que nadie lo que ha hecho anteriormente y cuáles son sus responsabilidades, incluidas las eventuales que pudiera tener su Presidente. ¿No está prohibido que un juez o un fiscal relacionados con un Gobierno no ejerzan luego poder alguno, durante una temporada, sobre temas que incumban a ese Poder? Pues me parece a mí que, en su contrario, debería prohibirse también que quienes han manejado un asunto que incumben –y tan gravemente– a un Poder pasen a integrarse en él. No dudo de la integridad del fiscal Llera, dudo de su estética, por lo menos.