Nos cuenta Tamames en las “Charlas de El Mundo” sevillanas su visión de la crisis, o mejor, su teoría de que la crisis, las crisis, son un elemento más del Sistema, algo que pertenece a la fisiología de éste, y que es tan viejo como el hecho económico. Recuerda el Génesis: el sueño de Faraón. José le explica a Faraón que las siete vacas gordas y las siete vacas flacas son una alegoría de la inevitabilidad de la crisis y que el sueño no es sino un prudente aviso para que se adopten medidas mientras sea tiempo de adoptarlas: ése es el consejo dado por José de guardar en la bonanza el quinto del cereal y almacenarlo para cuando apriete la canina. Pero los hombres no aprenden. ¿No perdió Newton una fortuna apostando en una “burbuja” de su tiempo? Tamames dice que lo grave que nos ocurre es que no hay un diagnóstico correcto, que avanzamos a tientas, quizá a trancas y barrancas, copiando de aquí y de allá providencias menores pero sin querer entrar en el fondo de las reformas imprescindibles ni aceptar la responsabilidad generalizada en la gestación de una catástrofe que en USA, por ejemplo, embarga ya tres billones de dólares, esto es, un 25 por ciento de aquel enorme PIB. Aparte de que ni siquiera se opta por informar al personal, como hiciera Roosevelt, cuando su crujía, y se cierran los ojos hasta el punto de ignorarse, a estas alturas, cual es el volumen real de los llamados “activos tóxicos”, que sería el primer dato exigible antes de haber echado la mano a la cartera. Y ello supone que habrá que meter la cuchilla y hacer cambios estructurales –diseñar un modelo nuevo, flexibilizar el mercado de trabajo, reducir la abrumadora fiscalidad…– si se quiere que la larga resaca no lo sea aún más.
Nos ha faltado hasta ahora un José y cuando desde el Banco de España se ha alzado la voz de alarma lo han puesto de chupa de dómine desde el Gobierno a los sindicatos que, por lo visto, prefieren la inopia de la ciudad alegre y confiada al desgaste que pueden suponerle los imprescindibles rigores. Tamames cree que, después de todo, no será para tanto, que saldremos de ésta como hemos salido de ocho o diez tiempos atrás, que volverán las oscuras golondrinas a colgar de nuestros balcones los nidos de futuros negocios y tropelías. Que no cunda el pánico, pero que se diga la verdad. Y sobre todo, que se actúe, que no se limiten a mirar con los gemelos al revés, que se acuerden de la discreción con que José aconsejó actuar cuando aún era tiempo en previsión de los tiempos malos. Vascas gordas y vacas flacas habrá siempre: son condición del Sistema. El toque está en no esperar a que, una vez devoradas entre ellas, nos devoren también a nosotros.
Sí, sí, pero no es justo que las vacas flacas sean las que tengan que volver a engordar a las gordas.
Los gobiernos, TODOS, se apresuran a socorrer a los multimillonarios que provocaron la crisis y se olvidan de los pringaos a los que les colocaron hipotecas que no podían pagar. Habría sido mucho más barato y eficaz avalar dichas hipotecas y hacer frente a los pagos de los insolventes que forrar a los bancos con unos dineros que están empleando en sus propios negocios especulativos.
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Fe de erratas:
Cuando al final de la columna, querido Maestro, leo Vascas gordas y… pensé que se estaba Vd. refiriendo a las Necane de las Tierras Vascas.
Suena a demagogia, ¿verdad?, pero ya se ha alzado por ahí alguna voz que afirma que con esa barbaridad de millardos de dólares y euros, se podría haber hecho desaparecer el hambre del mundo durante cincuenta años.
El Sistema eso es lo que tiene, que en la adversidad se sume en un ommmm ombliguero y deja de considerar que además de la probable pelusilla que se le ha acumulado en la cicatriz del viejo cordón nutricio, existen zonas menos nobles y más alejadas en el resto de la anatomía.
Mirándolo por el lado bueno, el tema ha resucitado la vieja virtud del ahorro calcetinero y volvemos a guardar -algunos al menos- ese quinto o ese diezmo para subsistir aunque sea poquito tiempo cuando la vaca no sea más que uno de esos esqueletos al sol de los desiertos de las pelis del oeste. O aquel cadáver putrefacto entre los dos frentes que reflejó el maestro Berlanga.
Don Eli, apúntese tres rayitas: la errata de las vascas y la asociación con las nekanes es de antología carandelliana.
Poco parroquiano en este inicio de fin de semana, y eso que el tema es bonito (me ha extrañado que ja no utilice la vieja referencia genérica a «Faraón, sin el artículo) es interesante de sobra y el ejemplo de Tamames bien traído. A don Griyo habría que decirle que la demagogia no es buena ni en broma y a doña Scéptika, siempre genial en sus originalidades, que el calcetín no nos salva hoy de los vaivenes del valor…
Advierto al Páter que hay diferencia entre el título (correcto, supongo) de esta columna y el que aparece en el periódico/papel, que acabo de leer, como él, lo que me hace suponer que no se ha fijado en la «corrección» que seguramente le han hecho al autor los duendes de la imprenta.
¡Que no cunda el pánico! Es posible que Tamames no tenga ya excesivas ganas de pelea o bien es posible que, en efecto, el desastre vaya de paso tras el montón de millones que los Estados le han soltado a las instituciones bancarias e industriales. En lo que estoy de acuerdo pleno es en ver en las crisis «momentos» naturales del desarrollo capitalista. Cre que con ello no me alejo demasiado de don Carlos Marx…
¡¡Niñaaaa, busca los leotardos de la abuela que ya nos ha dao la solución el Tamames!!
Igualito que los popes de la ortodoxia económica que aciertan menos que las frikis del 806.
Gracias querido Anfi, esta noche voy a dormir como un bendito.
No hay que tomar a broma la previsión de Tamames, querido Caleuche. Aquí ha repetido el propio jagm más de una vez que el Sistema no iba a fracasar así como así, de manera que lo probable es eso precisamente, que resurja la economía, bien que lo más seguro es que deba experimentar algunos cambios en su funcionamiento. El capitalismo sabe adaptarse como los camaleones. Recuerden la polémica sobre el «neocapitalismo» en los años 60.
De acuerdo completamente, mal que me pese, con el razonamiento del doctor Pangloss: el Sistema se salvará y con él nos salvaremos todos. Pero ¿cuántosd se quedarán en la cuneta, quién mide el sufrimiento de millones de seres humanos, quien resarce a los que pierdan en el baile? Hay que reconoc er que la explotación está bien montada. Ése es un mérito suyo indudable, por más que nosotros, la mayoría, tuviéramos mucho que decir y no decimos.
Hoy estamos de acuerdo, la economía no hay quien la eceha abajo. Tamames lo sabe muy bien, como alguien que ha pasado dfesde comunista a capitalista sin perder el tipo. Como el anfitrión de esta web, por otra parte…
Podrá Vd. darme los pescozones que quiera D. Pangloss querido, que eso no me hará cambiar de opinión en cuanto a que la “ciencia económica” está basada en la pura ideología. A mí que el Sr. Tamames realizara su respectivo proceso de revelación divina del comunismo al capitalismo (vamos cómo si alguna vez dejara de estar inserto en este último) no me dice absolutamente nada, porque como tantos otros lo único que hace es justificar los zarpazos de la bestia como un estado natural de las cosas sin atreverse con el edificio teórico que lo justifica. Pues nada, si estos señores no son capaces de dar diagnósticos que no sean post mortem, leotarditos de mi abuela. Buenas noites.
Duro dilema: apagar el fuego del barco con el agua escasa de que disponemos para la travesía. Es curioso que se acepte esta necesidad del remedio sin propósito de enmienda siquiera. ¡Como para no estar tranquilos los culpables! Es en este momento y deben de estar poniéndose las botas entre los escombros.
Pero que es eso de la ciencia economica? Pero no han puesto en evidencia
los economistas que no existe tal ‘ciencia’ . Pues vaya a cualquiera de los
‘ Jupiter’ economistas a que le explique, con esos ajustes mal pegaditos
que ellos llaman ciencia, la evolucion de la economia en el proximo anyo
o dos ! A ver que encuentra, si la aceptacion de una ministra ingeniera es
mismamente una confesion de que para qué buscar donde no hay!!
Huy, huy, huy…
la verdad es que la cosa a estas alturas se esta poniendo realmente apretada, olvidémosnos de los años pasados de bonanza y a ponerse a trabajar ahora más que nunca. un saludo Don Jose Antonio