Vemos estos días en los periódicos una cruenta guerra de esquelas mortuorias. Divididas, enfrentadas, como reproduciendo en el ritual del luto la violencia del crimen. Unas recordando a las víctimas de la represión franquista, otras oponiéndole el recuerdo de los avasallados del otro bando. Vuelven a restallar en el ambiente las viejas expresiones que ingenuamente pudimos creer caducadas, todo aquello de las “hordas marxistas” o del “nacional-catolicismo fascista”, el chirrido del odio ensordeciéndonos como hace tantas décadas. Periódicos gubernamentales o críticos con el Gobierno sacan a pasear los espectros antiguos, los paseos y fusilamientos, el repertorio de inmolados –el cura o el peón, el militar o el civil, la monja y el padre de familia–, la visión solanesca de la España más negra rediviva hoy sorprendentemente por el propio Gobierno de todos. Tres asesinatos en una carretera nocturna, el martirio de un maestro de escuela en la alta madrugada, dos obispos y un racimo de curas, un sacristán y un peón, un militante o varias decenas de mártires. El lenguaje maldito, la parla prohibida del rencor, la lengua vengativa. Durante no pocos años –el periodo más largo que se recuerda en nuestra historia—pudimos llegar a creer que la vida nos había trasladado de un brinco hasta la playa de una memoria pacificada en la que no se trataba de comparar barbaries pero tampoco de olvidarlas, al menos hasta que el Gobierno decidió escarbar en el rencor y reabrir el trágico osario. Las esquelas en los periódicos escenifican una ordalía inútil, un grupo de milicianos frente a otro de curas, Lorca por Muñoz Seca, el asesinato de Maeztu por el de los catorce obispos sacrificados, Paracuellos por Badajoz. A los setenta años y como si nada hubiera ocurrido luego. La izquierda se encargó de hacer la historia del fratricidio mientras la derecha no se molestaba más que en mitificar su causa, y ahora ambos bandos pretenden reescribirla desde la parcialidad. Es el negocio de la mala memoria, la industria de la fantasmagoría, avalados por el propio Gobierno.
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Es probable que la propia dinámica de esta necromaquia malogre ese disparate que muchas voces denuncian desde la izquierda y al que algunos espíritus cimarrones como Gustavo Bueno no dudan en atribuir una intención partidista bien concreta: identificar al PP con el franquismo. Claro está que existen pocas probabilidades de que esta indigna operación prospere, teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los hijos de aquella “guerra de papá” rondan ya los setenta años si es que no andan muy por encima de ellos. Pero, además, es más que probable que la estrategia de criminalizar en exclusiva al franquismo perjudique el complejo de hiperlegitimidad de cierta izquierda. Desde IU ha llegado a decirse que “los muertos de la guerra civil no son equiparables”, que no puede tratarse igual a los rebeldes contra un régimen legal que a sus defensores. Mis muertos y los tuyos –España pura–, tu razón y la mía, siempre las dos Españas, la goyesca famosa de los patanes enterrados hasta las corvas y apaleándose por turnos. Unas monjas frente al pelotón de milicianos, unos labriegos acribillados por los facciosos, el luto antañón de tantas familias atrapadas en medio de dos patrias dementes, de dos bandos feroces e impíos cuyos nietos tratan de sacarle la última tajada al melón podrido. El abuelo de ZP fusilado es todo un absurdo símbolo porque en su partido no sólo militan hijos de víctimas del otro bando sino hijos de los propios verdugos. Nadie pretende olvidar el pasado. Se trata de no permitir su saqueo partidista ni el comercio con la pesadilla. No saben, por lo demás, el daño irreparable que le están causando al bando republicano estos pacifistas de pacotilla. Van a acabar por descubrir lo que desde la izquierda no quisimos ni ver durante tres cuartos de siglo.
Lo siento. Ya me gustaría volver a la guasa de ayer con un vocablo que juraría que alguna vez leí en El Jueves. Pero es luto reverdecido lo que siento en el alma, tras la profunda reflexión de José Antonio. Y miedo.
Me duele. Por decirlo con la voz de Miguel, «tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler, me duele hasta el aliento». Hoy lo dice en EM un hombre del que se hizo mucha chacota en su día. Allá por el Ebro hay una piedra en la que está escrito: «A los que perdieron la Guerra Civil, que fueron todos». Fuimos todos, corrijo.
Como Miguel, mi padre también terminó la guerra tuberculoso, aunque, sutil ironía, en el bando de los ganadores. Tardó tiempo en morir, pero fui testigo de cómo arrastró largos años sobre los hombros el peso de tanto horror, tanta miseria, tanta iniquidad.
Dice el Maestro, y dice bien que «…van a acabar por descubrir lo que desde la izquierda no quisimos ni ver durante tres cuartos de siglo.» Añado que son cuatro miserables los que juegan a lanzarse huesos podridos y cenizas pegajosas para saciar su instinto de hienas. Malditos sean.
Toda la razón, doña Episeria: son cuatro gatos los rencorosos y malvados, pero no es olvide que están en el poder. Y que, como creo que se trasluce en la queja de ja, la izquierda en su conjunto –bien entendido, con las exceciones necesarias, sin confundir– tiene su parte de responsbailidad debida a ese «complejo de hiperlegitimación política», gran hallazgo expresivo por parte del autor. Es conmovedor lo de su padre. Lo de los padres de todos, incluidos nosotros que ya somos, además de hijos, padres o tal vez abuelos.
Hoy mismo hay esquelas en los periódicos (ayer daba buenas razones contra esta locura Lucía Méndez, también en El Mundo), y se habla de «hordas rojas». ZP, Rubalcabín del GAL y la señora de los ceullos cisnes/tapaarrugas pueden respirar tranquilos: la operación contra la derceha en general funciona, no como resultado de una pugna legítima, sino como consecuencia de una estrategia verdaderamemnte criminal en términos patrióticos.
Se le ha escapado a don Bartolo la otra mortuoria en que se habla ya de detenciones ilegales, fusilamientos sumarios y checas con nombre propio, la de Fernanflor. Voy a ver si caigo a qué partido pertenecía esa checa, porque, como sabemos hoy ya por fion, no todas las checas eran del PC. Si lo averiguo se lo contaré a ustedes.
No entiendo en qué puede perjudicar esto a estas alturas, “desequilibrar” a España. No es malo el “desahogo” que está ocurriendo, ya se amansarán las aguas y todo se calmará. Es bueno que salgan fuera esos fantasmas de odio que llevan algunos dentro. Con esta ley – aunque sea oportunista, clientelista, electoralista y otras intenciones malignas- no se ha perjudicado al país, se ha permitido el alivio y el consuelo de mucha gente, con esto me basta.
¿Perjudicar a la “República” esto?, ¿Por qué?, es que no es bueno hablar, polemizar y rebatirnos unos a otros. Es bueno revisar el pasado, levantar los espectros del rencor para que el consuelo llegue como bálsamo de alivio y de respiro.
Ya se, que tú estás pensando en ese proyecto de Trevijano. Pues mira por donde que esta “empresa” sí que la veo yo “desequilibrante” y un poco “absurda todavía”. Hay muchas más cosas por hacer antes que eso. Un símil misionero: si un pueblo está pasando hambre, ¿cómo coño va a evangelizarse?, primero habría que darle de comer, ¿no?
Aquí hay que acabar con muchas cosas antes de comenzar un proyecto de esa “magnitud” –con la cual estoy de acuerdo de antemano- , primero con la ley electoral, que las listas sean abiertas, terminar con este sistema de partidos que está corrompiéndolo todo y por supuesto minando la poca honestidad que queda dentro de ellos.
Habría que llamar a este programa de otra manera para no asustar, no sobresaltar al personal, como: “Ciudadanos por…”, o “Ciudadanos para…”, aunque al final terminemos en el mismo principio.
Yo creo que la Monarquía no es la que ha traído la corrupción y la desnaturalización de la “verdadera política” a este país –aunque dentro de ésta haya habido lo suyo- sino la misma dinámica del sistema de partidos, que por otro lado existe en toda Europa aunque tengan regímenes republicanos.
Bueno, espero que el chaparrón sea leve, me conformo con que no me caigan granizos.
Atélite, eres incapaz de sacramento, hija, maruja. ¿No te das cuenta de que discutes con quien no puedes?
Yo no comparto la dureza de Marción, pero convengo en que los comentarios, claramente ingenuos y bienintencionados de esa señora, no están a la altura de una reflexión más severa que aquí se va imponiendo. ¿Daño a la II REpública? Pues claro, señora. NUnca hasta ahora la derecha había recordado los argumentos antidemocráticos de Largo, la barbaridad del proyecto sovietizante, la realidad de que nadie en la República burguesa es capaz de resistir la presión de los agentes fascinados por la ravolución soviética, en especial Largo. Usted debía de ser muy joven entonces, y acaso le falten lecturas. Con mi mayor afecto le sugiero que considere los riesgos de dejar suelto el corazón… El comentario de jagm me ha resultado, como tantos otros suyos, no sólo espléndido y racional, sino prueba de un valor inusual entre los temerosos intelectuales de izquierdas que no son capaces de admitir la realidad y menos la autocrítica.
Para el Observador: la Checa de Fernanflor era la del capitán Ramírez, famosa por sus crímenes. Vea el libro de César Vidal. Lo que no recuerdo en este momento si pertenecía al bloque de chacas anarquistas o no. Lo siento.
No se imaginan los ojso que abren mis colegas universitaruos yanquis o franceses cuando les muestro las mortuorias de El Mundo, El País y demás. No acaban de créerselo, por absurdo. Leyendo las intervenciones anteriores me afirmo en mi idea de que hay una especie de miedo cerval en ciertos sectores de la izquierda, que están descubriendo a la fuerza un pasado que desconocían porque ni creyeron nunca lo que les contaba el franquismo ni lo encontraron en la bibliografía «canónica» del progresismo en general. ´Hagan caso a vigías como ja y tantos otros que, EVIDENTEMENTE son gente de izquierda, por más que se pretenda descalificarlos con lo contrario: la República no es un modelo a admirar, el Frente Popular dinamitó la legitimidad entregando el poder y anulando la garantía de seguridad que es le primer requisito de un Estado. Nadie quería al democracia en ella –ni Azaá, ni Largo por supuesto, ni Prieto a partir de un momento, ni los comunistas, anarquistas, sindicalistas y demás cofrades a quienes hemos venerado ciegos durante tantos años. ¿Ven lo que ocurre por despertar al dragón dormido? Nunca ha estado tan baja la estima democrática de la República derribada por el fascismo y Franco: la culpa no es el de maestro armero, porque paradójicamente correspodne al rpopio Gobierno.
Como por el tono que ella empleo deduzco que Atélite es una joven amiga suya, no haré más que sugerirle al anfitrión que le aconseje discreción, porque en nada contribuye al interés del blog un testimonio de progresía permanente. Hoy, por ejemplo, esto empieza a pintar en fracaso a causa de esas tensiones. Y es una lástima porque lo que dice en su art. gm no puede ser más ponderado. Stanley Payne, Elorza, Hugh Thomas y tantos otros (no incluyo a Vodal ni mucho menos a Pío Moa, como ven) han dicho ya lo mismo que hoy dice nuestro amigo.
«la visión solanesca de la España más negra rediviva hoy sorprendentemente por el propio Gobierno de todos.»
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Si se lee este párrafo con rigor se entiende que los gobiernos son «de todos» los ciudadanos.
Si nuestro anfitrión le asigna dicho sentido es incorrecto, ya que es solo una parte la que elige al gobierno saliente que consigue la mayoría.
El DRAE en su 1ª acepción describe que la preposición «de»Dice: denota posesión o pertenencia.
El anfitrión tendría que acotar escribiendo que son gobiernos «para» todos.
En sentido etimológico el gobierno no es «de todos» sino que gobierna «para todos».
El RAE dice que la preposición «para» en su 1ª acepción significa: denota el fín o término a que se encamina una acción.
Son las consecuencias del «consenso».
A ver, a mí don Gramático, don Ortógrafo, don Fonético y todas las demás legiones que se amparan al cobijo del DRAE.
Para mi (nuestro, don Juan) fastidio, el zapatético Caraculo (aclaro: las preocupaciones más que los años han hecho descender los mofletes del Circunflejo, con lo cual le han quedado gachos y vencidos por la newtoniana gravedad, como mi nalgatorio mismamente), digo que el mocito es el presidente de todos los ciudadanos, incluidos los tantísimos que no le votamos.
Servidora enarboló -seguro que me repito, Epimorcilla- tiempo ha una bandera negra en mi frágil barquilla a la que ni siquiera adorné con tibias ni calaveras. Difícil va a tenerlo quien intente conseguir que alguna vez esta vuestra humilde maruja -somos dos, mi doñita Atélite- introduzca en una urna un sobre conteniendo algo distinto de lo que suelo: medio folio con mi tag, con una frasecita cachonda o incluso con un dibujito inocente.
Aunque juro por éstas (+++) que hay por ahí una mujer metida en políticas, que si encabezara alguna vez la lista de Madrid, bien sabe el cielo que no sólo la votaría sino que pasaría noches en vela y días sin descanso en procurar su advenimiento. Pero qué lejos está todo.
Pero -vuelvo a mi apreciado don Juan- es mi presidente por más que no me guste ni tanto así, igual que otros DETentan (lo que dice el DRAE) papelitos de candelabro, que me repatean, en esta farsa. Me temo que la controversia está servida.
Aquí vengo, doña Epi, para anotar a vuelaplima a don Juan Moreno que su sofismilla echa para atrás. «De todos», amigo, es convención y tarduce con exactitud el sentido constitucional (otra cosa es que se quiera aprovechar para cuestiones la Carta). Y usar «para todos», como señala Epi, sería pasarse de ingenuo. ¿Un consejo de un reviejo? No se pierda en vericuetos porque la verdad no suele estar escondida.
Interesante eso de que la izquierda hizo la historia de la GC ientras la derecha se dedicaba a mitificarla. Es una buena clave, aplicable a otros muchos momentos, y también a otras materias. Uno pretende ya jubilarse en ese lado del espectro (vaya cursilería, ahí queda) pero, viendo y oyendo ciertas cosas, ganas le entran a veces de emigrar lejos, a ninguna parte. ¿Por qué no aceptar lo evidente, Dios bendito, cómo agarrarse a la costumbre mental para rechazar lo que le ponen a uno por delante las nuevas investigaciones? Lo que hoy sabemos porque han abierto los archivos soviéticos, porque la historiografía ha reaccionado contra su propia deriva mental, o quién sabe, porque los propios historiadores han reaccionado ante el revuelo del llamado «revisionismo» y el «contrarrevisionismo», es muy distinto de lo que creíamos, hay que decirlo, por cierta pereza mental y también por una evidente parcialidad «eclesiástica» que nos mantenía en disciplina.
Hace tiempo, desde que ocuparon el poder, que pensé que esta tropa pretendía repetir la guerra civil, porque no les había gustado el resultado de la última, y ahora con el apoyo de Bim Ladem, una vez que nos hagamos merecedores de los honores de los musulmanes; podríamos vivir casi tan bien como Cuba y Venezuela. De verdad que me da mucha pena esa necesidad de no querer vivir en paz.
¿Será eso lo que ido a buscar González, de parte de Zapatero, a Irán?
Le doy las gracias, en nombre de mi familia, por la generosidad con que se enfrenta a la parte irracional de la izquierda. Siendo usted de la parte racional, según deduzco, me permito augurarle que poco va a sacar de este viaje: le nagarán el pan y la sal los «suyos» y los «otros», que debo aclararle que no son los míos. MUchas gracias, no es frecuente encontrar ese talante hoy entre nosotros.
“la visión solanesca de la España más negra rediviva hoy sorprendentemente por el propio Gobierno de todos.”
Quisiera descifrar porqué nuestro anfitrión ha remachado lo de Gobierno «de todos».
Esa redundancia de «de todos» no es gratuita.
Durante el mes de septiembre estaré por el Sur. Pásenlo bién.
Ya somos adultos.
Dejenos, don Juan, por Dios, de esos discursos trevijanistas. Curioso ni usted ni otros entran en el tema: la locura que supone reanudar las tensiones gfuerracivilistas. ¡Qué se la he perdido a usted con las preposiciones,buen hombre! ¿Acaso no le ha explicado ya don Gramático lo que había que explicar?
También yo escribo en nombre de mi gente, curiosamente herida de muerte en la GC por ambos bandos. Nunca creí que caeríamos tan bajo y de manera tan loca al precipicio de los viejos errores, pero ahí está, ha bastado que un presidente fortuito sin ideas ni proyectos lanzara el reclamo y ya están ahí los dos bandos lánzándose las primeras pedradas. Hay que ser obtuso para no darse cuenta de la gravedad de esta geurra de esquelas. jagm está entre los pocos que, además de tratar el tema con mano cuidadosa, ha dicho las cosas claras. Seguro que quienes en estas páginas propugnan seguir con este festival fúnebre no tienen edad para opinar por sí mismos. Sí la tienen, lamentablemente, para echar leña al fuego como les han sugerido.
Le quitanh a uno las ganas hasta de opinar. Por eso no opino, pero no quiero dejar de hacerle constar mi gratitud de lector y de ciudadano.
Vuelvo con síndrome postvacacional, o sea que perdonen la deopre, pero el artículo de hoy me ha puesto los pelos de punta. Cuando he leído algunos comentarios absurdos en este mismo blog se me han caído los palos del sombrajo pensando en lo fácil que lo tiene cualquier Zapatero caído por casualidad en la Moncloa con tanto espíritu sumiso.
Me pregunto de dónde ha salido esta tropilla de rencorosos disfrazados de memorialistas. ¿Será del mismo agujero del que salieron las muchedumbres del chapapote que luego, por cierto, no aparecieron por Huelva ni este año por Galicia en los incendios? Los manejan como quieren, son peleles, y tienen lo peor de todo, un deseo confuso de revancha. ¿De revancha de qué?, habría que preguntarle a la mayoría que nació tantos decenios después del mal sueño. Pues de revancha, sin más. Todos los historiadores de gran fuste negándose a colaborar en el disparate y estos memitos/as insistiendo en que hay que «recuperar la memoria». Felicito desde aquí a Gustavo Bueno, por decirn una vez más las cosas a lo llano, que es como mejor se entienden. Y al de IU que propone discriminar los muertos (gm calla el nombre discretamente), permítanme que lo desprecie. Gente como él esplican lo que pasó y podría volver a ocurrir. Con gente como él, por supuesto.