En Arabia Saudí se aplica la sharia o ley religiosa, y se aplica a rajatabla. Se castigan los crímenes con dureza sin olvidar siquiera la coreografía medieval del cadalso y el sable del verdugo. Aún recuerdo el espanto con que leí, cuando el último regicidio, el truco de éste, del verdugo, para hacer que el supliciado relajara el cuerpo y ofreciera el cuello con mayor facilidad: pincharle en el costado previamente y aprovechar el estiramiento reflejo para cercenárselo. También las ejecuciones que en Kuwait castigaron a los implicados en la invasión del país por las tropas de Sadán, llevadas a cabo en plaza pública y ante las cámaras de televisión. Amnesty Internacional denunciaba hace meses que en Arabia Saudí el ritmo de las ejecuciones es de dos por semana, y sabemos que si en 2008 cuando subieron al cadalso 102 desdichados, en el año anterior se había batido el récord contabilizando 153 ejecuciones. La última víctima ha sido un yemenita decapitado por haber dado muerte a un pastor paisano suyo en un arrebato provocado por una cuestión económica, y con ella se eleva a 24 el cómputo en lo que llevamos de año. ¿Los delitos? Pues los clásicos de la violación, el robo a mano armada, el asesinato, el tráfico de drogas y, agárrense, ¡la apostasía!, es decir, el mero hecho de renunciar a la religión islámica con adhesión a otra o sin ella. Si es verdad que a Obama le preocupa el problema en los propios EEUU, donde las cifras son también impactantes, no se entiende muy bien esa reverencia que le hizo a ese monarca saudí que representa lo que representa.
El panorama es desolador un poco por todas partes. En Irán donde se cuelga de una tansa asida a una grúa a los homosexuales, en China, donde la estadística es simplemente atroz y creciente, quizá para recuperar el tiempo perdido durante la comedia de los JJOO, en los mismos EEUU, donde quince Estados han renunciado a la pena de muerte tras los ejemplos de Nueva York y Nueva Yersey, pero donde se han producido nada menos que 1.130 suplicios desde el restablecimiento de la pena de muerte, mediados los años 70, y donde ahora se habla seriamente de eliminarla, al fin, debido a su coste y no a razones morales o éticas. Nuevo México ha sido el último en renunciar a esa barbarie y Texas, sin duda alguna, el Estado que con mayor frecuencia la aplica sin mayores miramientos. Siempre que trato el tema recuerdo la tesis de Remy de Gourmont de que los defensores del suplicio máximo tienen más afinidad con los asesinos que quienes la combaten. Habría que detenerse un momento en la tremenda sentencia, sin dejar de pensar en el sable del verdugo.
La misma corrección política que con tanta fuerza solivianta nuestras mentes denunciando las penas de muerte occidentales se derrumba cuando se trata de poner en evidencia las mostradas en el artículo de hoy.
¿Para cuándo un reportaje -o un powerpoint reenviado en cadena- con estas atrocidades y con «Imagine» de música de fondo?
Una llaga en la Humanidad. JA se ocupa del tema con frecuencia: Dios se lo pague. Y a los Gobiernos cómplices se lo demande, por supuesto.
No se referirá, mi Reverendo a Gobiernos como el que proclama la alianza de civilizaciones -ya sabe, comprender y asumir la poligamia, la clitoridectomía, los varazos en la planta de los pies- o los que tienen a jefes de estado que se besan y proclaman parentescos, ay primo, como te quiero, me arrimo, más de interés que de sangre.
Más nos valiera barrer y adecentar nuestra humilde morada antes de criticar la suciedumbre de la jaima ajena.
Cuánta inhumanidad. No es solo la cuestión del crimen legal, sino la absoluta indiferencia ante la crueldad sádica (y el fomento del sadismo: la retransminisión por tv, qué horror). No soporto a quienes se refieren a este asunto en tono de trámite o cuando ocurre alguna ejecución «mediática». Ja, te agradezco tu compromiso en libertad.
Pena propia del salvajismo residual (que no es pequeño), traza primitiva del alma de los pueblos, tantas veces bendecida por las religiones primordiales. La crueldad es un instrumento del Poder, un medio disuasor, aunque no tengo claro cuánto hay en ella de maldad humana, de deformación sádica. A China le dieron los juegos olímpicos a pesar de sus repetidas exhibciones de brutalidad penal. La alianza de civilizaciones es un sonajero inventado por un bobo.
Pone los pelos de punta la ilustración inicial, y refuerza el mensaje que, en fin de cuentas, debería conducir a la idea de que las relaciones entre países deberían excluir a aquellos que mantienen vigente en su ordenamiento esa reliquia de la barbarie.
En cuanto al caso de Arabia, aún más de acuerdo con la columna. La reverencia de Sarko puede que fuera irónica o lúdica, pero hay muchos que van haciéndoselas a esos sátrapas (aquí en Marbella, cada verano, sin ir más lejos) por todo el mundo.
Una estampa de las Mil y una Noches, sección cruel y bárbara. Su columna de debe eludir estos temas ni temer repetirse porque la necesidad moral lo exige. De la política no hablo porque ya sabemos de qué va.
Leemos juntos la columna y compatrimos el sentimiento del autor y de los blogueros. Aún estremece pensar el poco tiempo que hace que nosotros conservábamos esa maldad en nuestro ordenamiento jurídico, aunque lo más grave es que sigamos tratando a los bárbaros como si la civilización no fuera una responsabilidad de todos.
Una magnífica columna que invita a la reflexión y así se ha visto reflejada en el emotivo coro frommiano que la ha secundado.
Pues sí Dª Escéptika, no estaría mal adecentar también el hogar propio y no me refiero a cáusticos temas de foseríos patrios.
Que la ética y la moral quedan más bien de felpudo en la puerta de los “asuntos de la casa” (= economía) no es descubrir la tumba de Alexandrós, pero estoy de acuerdo en que se podría pedir algo de dignidad a la hora de recibir regalos de terroristas internacionales o ponerles la alfombra a tiranos sanguinarios. Dicen que la Autoridad para sustentarse debe estar rodeada de cierto halo de misterio, pero me temo que la que nos gobierna perdió el velo de las vergüenzas hace tiempo.
Tiendo a creer que este antiguo debate se resolverá aquí, en USA, a no tardar demasiado, y a pesar de las presiones fuertes que recibe el Estado desde muchos ámbitos poderosos. No hay que olvidar que en Francia hubo guillotina hasta hace nada y menos, como en Inglaterra hubo horca, que se ha propuesto de reinstalar luego en varias ocasiones. El problema en los países es el fundamento religioso de esa pena atroz, pero no veo la diferencia rpáctica entre una barbarie inspirada por un código cívico y otra inspirada en una ley religiosa.
No está de más, que JaGM recuerde de vez en cuando, lo cerca que está el ser humano de la barbarie.
Diez milenios de «civilización», es como si nos separaran diez segundos de su inicio.
aquí lo que hay es mucho conchaveo es todo por la pasta y seguro que se extenderá al resto de los paises orientales donde de momento hacen y desacen a su antojo porque economicamente no les afecta, el día que sesgar la vida economicamente sea traducible se impondrá la cordura hasta entonces via libre . un saludo Don Jose Antonio