Me envían desde Argentina un interesante informe elaborado por la Asociación de Derechos Civiles e Iniciativa de la Sociedad Abierta de Nueva York que, bajo ese título sugerente, “El precio del sielncio”, trata de aproximarse al problema de la independencia amenazada del periodismo en varios países de la región, concretamente en la propia Argentina, Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, Honduras y Uruguay. ¿Quién amenaza a esa independencia hoy por hoy? No la censura declarada, como en los viejos tiempos (y en los actuales), sino la acción demoledora del dinero público que el Poder maneja a su antojo y va asignando a unos ‘medios’ y negando a otros en función de la actitud crítica de cada cual respecto al repartidor. Dicen los autores del informe que, de hecho, ese sistema corruptor funciona como una “censura indirecta”, en la medida en que el periodista sabe que lo que escriba o manifieste será valorado por el Poder a la hora de distribuir el dinero publicitario que, legalmente, habría de ser distribuido de modo transparente y de acuerdo con la preceptiva legal, pero que nadie ignora que, en la práctica, se lleva a cabo según criterios de amistad o enemistad. Hasta cuatro modalidades de injusta influencia establece el estudio en esta delicada materia: el empleo abusivo de la publicidad oficial para coartar la libertad de los ‘medios’, los pagos a periodistas como aquellos de los que hablaba aunque nunca publicó Corcuera, el reparto discriminatorio de publicidad pagada a favor de los “amigos políticos” y en perjuicio de los órganos libres que critican al Poder y, en fin, el uso de la publicidad con fines propagandísticos. Nadie pretende que el Estado con su dinero mantenga a los ‘medios’ –dicen los informantes– sino que se trata de que la derrama de fondos públicos no se produzca de manera sectaria y parcial, arruinando de hecho, en no pocas ocasiones, a los órganos de opinión mal dispuestos al cambalache. ¡Ya podían darse una vuelta por aquí esos estudiosos! Íbamos a hablar largo y tendido de cómo funciona aquí la “censura sutil” en la cuenta de resultados.
xxxxx
Cierro con tristeza el informe convencido de que en todas partes cuecen habas pero también de que, entre nosotros, ha hecho estragos nuestra tácita asunción de esa realidad injusta que vuelve poco menos que imposible el mantenimiento de una “sociedad abierta” en la mediad en que blinda al Poder frente a todo intento de censura legítima. resulta lacerante, por no decir que da vergüenza, comprobar una y otra vez cómo callan los ‘medios’ ante denuncias que afectan al Poder y sus gestores, ante escándalos que se titularían en primera página de concernir al rival político en lugar de al que ocupa el poder, en muchas ocasiones para acabar argumentando que “sólo” los independientes discrepan, o sea, que la biempagada mayoría silenciosa lleva razón en su ominoso silencio frente a las voces cimarronas que osan decir la verdad. En lo único que discrepo de los amigos del informe es en el adjetivo “sutil” que endosan a la censara práctica de esos chantajes financieros, puesto que cualquiera con dos dedos de frente puede colegir sin ayuda que la presencia económica del Poder en sus “medios amigos” o, incluso, en los que juegan la complicada carta de la fingida equidistancia, es escandalosamente mayor que en aquellos que tienen el atrevimiento de descubrir el chantaje que Gil le hizo a la Junta de Andalucía, el tinglado que mantienen en pie los familiares de Chaves o la bochornosa actitud de la Junta frente a garduñas como la marbellí la de Estepona o de la chiclanera. En Argentina como en Andalucía, en Cataluña como en Costa Rica, por supuesto. El Poder no tiene demasiada imaginación, peor la que tiene le cunde sobradamente. “El precio del silencio” es un buen título. A nosotros nos viene como anillo al dedo.
No se puede estar más de acuerdo con nuestro anfitrión, aunque lo dicho se puede afirmar del poder empresarial privado (dueño de la mayoría de los periódicos), que no es menor en su control de la información. No sólo el poder político hoy (como el religioso antaño también) censuran. Al Poder, en general, incluso al que se supondría que es absurdo que actuara así, le molesta la libertad de expresión que vaya más allá del insulto, fácilmente reprimible de acuerdo con las leyes.
Aquí os cuelgo un enlace con uno de los «pringaos» en el caso del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona. Aquí están casi todos los personajes que intervinieron en la gran estafa de 10.000 mill. de €.
25 años después el dinero no aparece, están todos en la calle y gozan de buena reputación:
http://usuarios.lycos.es/lagrancorrupcion/0.htm
Es imposible impedir que el poder sea generoso con los amiguetes y agarrado con los otros. Siempre sera asi, de forma más o menos descarada.
Lo que a mi me fastidia no es eso, sino que nos vengan con el cuento de que son imparciales y generosos. ¡Amos , venga!